ASAMBLEA CONTINENTAL DE ASIA
Cebu, Filipinas, 15 – 23 julio 2016
Unimos nuestra oración por los hermanos de las fraternidades de Asia en su Asamblea Continental.
La fraternidad está presente en 14 países de Asia.
Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas de Carlos de Foucauld
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La proclamación de un año jubilar es, ante todo, una invitación a volver la mirada a Dios y su proyecto de Vida Buena. Un llamado a recordar las grandes cosas que Él ha hecho en lo concreto de nuestra historia y celebrarlas, siendo testigos de dicha acción en la realidad que nos toca vivir. Es por ello que este tiempo de jubileo se vuelve una ocasión privilegiada para alegrarse y festejar, impulsándonos a transformar nuestras propias vidas en una fiesta para los demás.La proclamación de un año jubilar es, ante todo, una invitación a volver la mirada a Dios y su proyecto de Vida Buena. Un llamado a recordar las grandes cosas que Él ha hecho en lo concreto de nuestra historia y celebrarlas, siendo testigos de dicha acción en la realidad que nos toca vivir. Es por ello que este tiempo de jubileo se vuelve una ocasión privilegiada para alegrarse y festejar, impulsándonos a transformar nuestras propias vidas en una fiesta para los demás.
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La celebración de la Resurrección nos pone en ambiente de gozo y nos anima a transformarnos en testigos de la Vida Buena que Dios propone a la humanidad. Una de las expresiones de este desafío, es el llamado a hacer presente el rostro bondadoso de Dios en nuestra propia vida y en la de quienes nos rodean. Esta es la invitación que nos hacía el Papa Francisco en diciembre recién pasado, motivándonos a vivir este año con la mirada puesta, de manera particular, en los rasgos misericordiosos de Dios. Con la apertura de la Puerta Santa se ha dado inicio a un momento nuevo. Un tiempo que acompañaremos en la reflexión comunitaria, para profundizar y fortalecer nuestra relación con ese Padre Bueno que Jesús nos vino a mostrar.
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NAZARET :
EL MENSAJE DE FRATERNIDAD UNIVERSAL
DE CARLOS DE FOUCAULD HOY
Aurelio SANZ BAEZA
PUC SÂO PAULO, junio 2016, Semana de Teología
“Toda nuestra vida, por callada que sea, la vida de Nazaret, la vida de desierto, lo mismo que la vida pública, deben ser una predicación del Evangelio por el ejemplo; toda nuestra existencia, todo nuestro ser, debe gritar el Evangelio sobre los tejados; toda nuestra persona debe respirar a Jesús […] Todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, un perfume de Jesús, algo que grita a Jesús, que hace ver a Jesús, que brilla como una imagen de Jesús” [Carlos de FOUCAULD]
«Dios, el Ser infinito, el Todopoderoso, haciéndose hombre, el último de los hombres»
«Estoy ansioso por llevar finalmente la vida que busco desde hace más de siete años, la que vislumbré, adiviné, andando por las calles que pisaron los pies de nuestro Señor, en Nazaret; pobre artesano perdido en el abajamiento y la oscuridad».
«Para mí, buscar siempre el último de los últimos lugares, para ser tan pequeño como mi Maestro, para caminar con Él, paso a paso, como discípulo fiel, para vivir con mi Dios que vivió así toda su vida y me da este ejemplo desde su nacimiento».
«Debéis estar impregnados del Evangelio de Jesús hasta el punto de ser capaces, con toda independencia, de afirmar frente a las potencias y a las ideologías de este mundo los valores que son verdaderamente indispensables para garantizar la trascendencia y los derechos esenciales de la persona humana. No podéis callar a lo hombres los que Cristo les diría si él pudiese expresarse por vuestra boca y testimoniar por vuestras actitudes. Para eso os ha escogido y llamado» (René VOILLAUME, “Evangelio, Política y Violencia”)
Nazaret nos ayuda a convivir sin juzgar, a vivir en contemplación con nuestros espacios personales y los espacios de los demás: su corazón, sus ilusiones, su vida. El espíritu Nazaret, pues, nos insta a revisar la vida contemplándola, para amar la vida propia y la de los demás como el gran regalo amoroso de Dios, cuando experimentamos la gratuidad. Sólo estamos en Nazaret cuando lo desidealizamos y aceptamos a Jesús por vecino o compañero de nuestro hogar, de nuestras horas y de nuestro futuro, como copiloto de nuestro vehículo o acompañante en nuestras visitas o nuestras reuniones.
Fundamentalmente Nazaret es “ESTAR CON”, como Jesús, como Carlos de FOUCAULD.
Aurelio SANZ BAEZA,
hermano responsable de la fraternidad sacerdotal
Iesus Caritas
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9 de Mayo 2016
Juan Barraza (responsable regional) , Jorge Murillo, Armando Vergara y Víctor Godoy (secretario)
Partimos nuestro primer encuentro del Equipo Nacional con el oído puesto en el Evangelio de Jesús. Por eso compartimos en torno a la Buena Nueva que la Iglesia nos proponía para la Solemnidad de la Ascensión. Y dentro de lo que la lectura nos generaba, dijimos:
Nos dimos un largo momento de reflexión en torno a mirar nuestra Fraternidad y el camino que hemos hecho en estos últimos años. Esto lo hicimos para detenernos a contemplar las muchas cosas que se han realizado, qué ha aportado cada Equipo Nacional (especialmente los dos períodos anteriores) y qué podemos aportar como nuevo Equipo Nacional. De esta manera, algunas de las ideas que compartimos fueron las siguientes.:
Así, considerando los enormes aportes que han significado los Equipos Nacionales ya mencionados en el punto anterior, dimos una lluvia de ideas que nos permitan ir descubriendo cuál podría ser nuestro aporte para los próximos 6 años. De este momento surgió lo siguiente:
Por otro lado, vemos la necesidad de respetar el lento caminar de la gente y de los que somos parte de esta espiritualidad particular de nuestra Iglesia. Queremos seguir en continuidad con el programa pastoral que se ha ido realizando con los dos equipos nacionales anteriores. Nos vemos como continuadores de lo ya realizado; incluso más, somos fruto de ese caminar. Pero también queremos crecer en la APERTURA a la libertad, a la INTEGRACIÓN de todos y de todo lo que aporta a ser radicales seguidores de Jesús. Queremos ir dejando el CLERICALISMO que también nos pesa en el interior de nuestra Fraternidad (somos parte de una Iglesia que -tal como lo ha denunciado el Papa Francisco- vive aún en un clericalismo dañino). Vemos la necesidad, por ejemplo, de que en la Liturgia nos abramos a los distintos estilos, que se respeten los distintos estilos. No hay mejores ni peores. Todo aporta. Otro ej., porqué no hacer cada vez más encuentros con otros que ni pertenecen a nuestra Fraternidad o son parte de la Familia de Foucauld.
Por último, vemos que tenemos frente a nosotros tiempos significativos que se dan por testigos significativos: Papa Francisco, Enrique Álvear, Rutilio el Grande, Mons. Romero, entre otros. Su testimonio nos desafía, pero especialmente anima a seguir a Jesús. Por eso, nos parece interesante como hoja de ruta para este nuevo Equipo Nacional el considerar la siguiente TRILOGÍA: FOUCAULD, PAPA FRANCISCO, ENRIQUE ALVEAR.
Víctor Godoy, secretario.
Quilpué, 25 de Mayo de 2016.
Aurelio, nuestro responsable internacional, vino a París para encontrarse conmigo muy fraternalmente. Me pidió compartir algo de lo que me gustaría decir a los sacerdotes de las fraternidades. Compartir con vosotros acerca de vuestro ministerio y vuestra vida.
Pero hablar de los sacerdotes es hablar del Hombre, de aquellos a los cuales somos enviados. ¿Acaso no estamos al servicio del pueblo ?
Una noche, tomando el metro a una hora punta, me encontré atrapado por todas partes y sin posibilidad de encontrar un punto de apoyo. Por los frenazos del metro tenía que apoyarme en unos y otros. Alguien me identificó y sonreía por la situación en que me encontraba. Descendimos en la misma estación, y tuve que decirle : « ¿Ves ? Lo que sostiene a un obispo es la gente »
Siguiendo al P. de Foucauld, estamos marcados por la espiritualidad de Nazaret : un estilo de vida sencillo, pobre, mezclados en la vida ordinaria con la gente. Jesús, el hombre de Nazaret, vivió cantidad de experiencias por su trabajo, las injusticias de su época, sus lazos con los pobres, su presencia en las familias, compartiendo sus alegrías y sus penas, su oración al Padre en soledad. Su corazón, por todos estos encuentros, ardía de amor por su pueblo. Esta maduración sin prisa le preparaba para su misión profética, que comenzó de manera increíble en la sinagoga de Nazaret.
Su hora había llegado.
« El Espíritu del Señor está sobre mí porque el Señor me ha consagrado por la unción. Él me ha enviado a llevar la Buena Noticia a los pobres, anunciar a los cautivos su liberación, a recobrar la vista a los ciegos, a devolver la libertad a los oprimidos, a anunciar el año de gracia proclamado por el Señor » Lc 4,18-19
Toda la vida pública de Jesús será la puesta en práctica de esta predicación de Nazaret. No es un discurso religioso que habla de la ley : es un discurso que no habla más que del ser humano.
No es un discurso sobre Dios, es un discurso sobre el Hombre.
No es un discurso de restauración, es un gran mensaje de liberación que cambia la vida.
¡Que discurso estupefaciente !
La espiritualidad de Nazaret no supone un punto muerto en esta proclamación.
Es lo que nos aporta una dimensión profética a nuestro ministerio y a nuestra vida de sacerdote.
Como a vosotros, hay gente que viene a decirme :
« Yo no soy practicante » o « Hace tiempo que dejé de practicar ».
Para estas personas, es evidente que se trata de la práctica religiosa. Pero la práctica fundamental del Evangelio es la de la justicia y el amor hacia los demás. ¡Eso no es la práctica religiosa !
En el juicio final no se me preguntará cuántas veces he celebrado la misa o bendecido matrimonios. Se me dirá : ¿Qué es lo que has hecho por tu hermano extranjero, prisionero, enfermo, hambriento… ?
Lo esencial es la práctica de ser hermano, la práctica de la solidaridad. De esto nadie está dispensado, incluso si se está jubilado. ¿Cómo hacer con tantos cristianos que no han descubierto la importancia de esta práctica del amor y de la justicia hacia el prójimo ?
En la sinagoga de Nazaret Jesús anuncia que ha venido a traer la Buena Noticia a los pobres. No habla de los ricos, de los poderosos…
Escoge a los pobres. Comienza por ellos. Se pone del lado de los oprimidos y no de los opresores. Del lado de las víctimas y no de los poderosos. Del lado de los humildes y no del lado de quienes les explotan.
Jesús desde el principio se puso con los rechazados, los olvidados. Hizo esa opción de empezar por los pobres, abriéndose a todos, sin rechazar a nadie.
Es raro en una sociedad como nuestra Iglesia optar desde el principio por los pobres.
Me alegro que el papa Francisco haya decidido canonizar a monseñor Romero, que es una figura profética y combativa por la justicia.
« Los cambios necesarios en el seno de la Iglesia, en su pastoral, la educación, la vida sacerdotal o religiosa, en los movimientos de laicos, que no habíamos podido hacer con la mirada sólo desde la Iglesia, las hacemos ahora cuando nos volvemos hacia los pobres ».
« Es partiendo de los pobres que la Iglesia podrá ser para todos, que podrá dar un servicio a los poderosos a través de una pastoral de conversión ; pero no a la inversa, como tantas veces ha pasado »
(Discurso en la universidad de Lovaina con motivo de su título de doctor honoris causa, 2 de febrero de 1980)
« No es ningún honor para la Iglesia mantener buenas relaciones con los poderosos. El honor para la Iglesia es que los pobres la sientan como suya »
(Salvador, homilía del 17 de febrero de 1980)
Una palabra de dom Helder Camara me llamó la atención una vez :
« Si yo no soy una esperanza para los pobres, no soy sacerdote de Jesucristo »
León Schwartzenberg, renombrado oncólogo, militó en su jubilación en la asociación de los sin papeles de la que formo parte. Era un amigo. Judío ateo, y me llamaba « mi obispo favorito »
A su muerte, lo llevamos al cementerio de Montparnasse de París, en la zona para los judíos. La multitud de pobres acudió al evento, llenando el cementerio. Los sin papeles, los sin techo, vinieron, incluso de lejos, por « León », que hizo tanto por ellos y que fue para ellos un signo de esperanza.
Cuando Víctor Hugo, autor de Los Miserables murió, la multitud de pobres llenó París por todos los lados para acompañarlo hasta su último lugar : el Panteón.
Él no quiso la oración de la Iglesia, pero en el coche fúnebre para pobres que había pedido, recibió el reconocimiento de los « miserables » de París.
Hoy, hasta donde yo conozco, ¿quién lleva la esperanza a los pobres ?
Cuando mi salida de Évreux, en el último sermón en la catedral, me dirigí a la gente :
« Todo cristiano, toda comunidad, toda Iglesia, que no empieza, ante todo, como la forma de ayuda a los hombres, no tiene ninguna posibilidad de ser comprendida como portadora de una Buena Noticia.
Todo hombre, toda comunidad, toda Iglesia que en principio y ante todo no es fraternal con todo hombre, no podrá encontrar el camino de su corazón, el lugar secreto donde se puede acoger esta Buena Noticia ».
Jesús fue una gran esperanza para los pobres. Fue hacia ellos con misericordia, sin excluir a nadie. Los pobres se sentían amados por Dios. Los más desheredados descubren con extrañeza que eran los preferidos de Dios.
En el evangelio, la sola actitud de liberación de cada uno, es reconocer su dignidad.
¿Habéis observado la cantidad de muros que se construyen por todos lados ? Los muros que separan los pueblos y les impiden circular. Los muros de alambres de espinas para protegerse de los inmigrantes. La asociación de los sin papeles, de numerosas nacionalidades, tenemos por lema « Nada de muros entre los pueblos, ningún pueblo entre muros ».
No me gustan los muros. Cuando voy a las prisiones, ¡me siento feliz al salir por dejar los muros que me privan de todo horizonte !
Jesús pasó su vida quitando muros : el muro del dinero, el muro de los prejuicios y de la desconfianza, el muro de la indiferencia, el muro del olvido. Y, sobre todo, por su muerte en la cruz, hizo caer el muro del odio que nos separa a los unos de los otros. Para ver la luz del sol de Pascua, hay que salir de los muros.
Traspasar las fronteras « en nosotros mismos » es difícil. ¡Se nos pide conversión ! Pero, ¿no es necesario esto para ser un hermano universal ?
¡Podemos ir en misión al fin del mundo llevando un modelo cultural caduco e inadaptado !
Pertenecemos a una Europa con sociedades que no están marcadas por los valores cristianos tradicionales. ¿Por qué querer imponer valores a todos que sólo son los de unos pocos ?
A vino nuevo, odres nuevos.
Cuando en Francia se autorizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, ¡qué escándalo ! incluyendo a los mismos sacerdotes. Este reconocimiento público de parejas homosexuales, no se trataba de tolerancia, sino de un derecho. Ha sido un cambio cultural considerable.
Hoy, con la mundialización, las religiones están presentes en las grandes ciudades. Están presentes en las escuelas, los hospitales, las prisiones, los lugares de trabajo… Un capellán de prisión me comenta :
« Durante treinta años he sido el único capellán. Todo iba bien. Ahora hay un rabino, un imán, un pastor y un evangélico con quien no me entiendo en absoluto. ¡Ya es tiempo de retirarme ! »
Esto me recuerda un proverbio:
« Cuando uno está solo, va más rápido ; cuando vamos varios, vamos más lejos ! »
¿Cómo ser un hermano universal sin aceptar recibir al otro ?
¿Y si tocamos el status social de los sacerdotes ? Yo vivo en un país donde los sacerdotes son escasos y donde las comunidades cristianas se muestran atrayentes.
No puedo dejar de tener un sueño, el sueño de que se pueda llamar a hombres o mujeres con experiencia, casados o no, con un trabajo, con una profesión, con un tiempo en gratuidad, con el acuerdo de las comunidades y del obispo, que les impondría las manos.
No se trata de esperar a que los candidatos se presenten, sino tomar la iniciativa de hacer una llamada en función de las necesidades de la Iglesia local.
A propósito : ¿los que se presentan hoy en los seminarios serán los sacerdotes que la Iglesia necesita mañana ?
El padre de Foucauld era sensible a los acontecimientos. Los acontecimientos le hacen moverse. Hombre de camino y en búsqueda, era capaz de ir de ir de un sitio a otro. No se instaló jamás. Para él, instalarse era la muerte. A causa de Jesús y del evangelio estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Hemos cambiado a un mundo nuevo. Somos testigos del fin de un mundo. Testigos también del nacimiento de otro mundo donde no se sabe qué va a ser de él. Nuestra marcha da a conocer nuevos horizontes y se abre a la novedad.
En Francia, cuando nos juntamos fielmente cada mes en fraternidad, impresiona vernos llegar cargados de años, con discapacidades, cansados…
Nos creemos casi muertos. Pero al pensar esto, sentimos que somos semillas. ¡Semillas de vida!
El mañana está por venir.
+ Jacques GAILLOT,
Obispo de Partenia