Carta de Pascua 2022. Eric LOZADA

CARTA DE PASCUA A LOS HERMANOS DEL MUNDO

“DE LAS TUMBAS ABIERTAS A LOS NUEVOS CAMINOS DE ESPERANZA”

“Me hiciste pasar por muchas angustias, pero de nuevo me darás la vida,
Me harás subir de lo profundo de la tierra” (Sal 71, 20)

“¡Despierten y griten de alegría los que yacen en el polvo!
Porque tu rocío es un rocío de luz, y la tierra dará vida a las sombras” (Is. 26,19)

“Y muchos de los que duermen en el suelo polvoriento se despertarán,
Unos para la vida eterna y otros para la ignominia, para el horror eterno” (Dan 12,2).

Como dice el Cardenal Luis Antonio Tagle en uno de sus libros, “somos gente de Pascua”. La realidad de la Pascua nos recuerda que, en medio de la violencia, hay en el mundo de hoy una realidad mucho más grande de paz. Esto no es una especie de fórmula mágica sino una conciencia que se expande y se profundiza y que brota de las profundidades de la tierra desbordándose en cada realidad de nuestro mundo.

La forma de aproximarse hacia esta realidad pascual es ver la humanidad y el mundo a través del lente de Dios, quien resucitó a Jesús de entre los muertos. En Dios, el universo entero está naciendo con la alegría de una vida nueva en Cristo Resucitado, a pesar de todo aquello que trata de sabotear esta vida.

Nosotros caminamos como gente de esperanza, maduros hijos de la luz aun cuando la muerte y la oscuridad parecen ser lo predominante en la realidad de hoy. Continuamos siendo embajadores de esperanza en medio de las realidades de la guerra y de la violencia en Ucrania, Myanmar, Haití y Afganistán, en medio de la pobreza y de la desigualdad en los países de África y Asia, en medio de la destrucción ecológica que pone una pesada carga en los sectores más pobres de la población, en medio de la crisis económica, de las revueltas políticas en que las personas tratan de eliminarse unas a otras, en medio de la pandemia que gravemente afecta a los vulnerables y a los pobres a lo largo del globo. La lista continúa.

La esperanza de vida nueva en Cristo Resucitado es un antídoto contra las actitudes que prevalecen frente a la oscura realidad de hoy, como por ejemplo negar o escapar a la realidad; o estar demasiado enredado en nuestra oscura realidad que llegamos a ser prisioneros de una triste y absoluta impotencia; o hacer todo lo posible para sobrevivir, pensando solo en nuestro bien personal sin mirar el bien común y el cuidado de nuestra Casa Común.

La esperanza no es volarse sino caminar a través del oscuro túnel de la realidad con un salto de confianza en el Dador de Vida y Luz, el Dios que está siempre más adelante y más allá. La esperanza es una entrega amorosa a la verdad de que la muerte no es la última palabra de todo, aun cuando el mal parezca tener la superioridad. El desafío de la esperanza hoy día es construir fraternidades de esperanza, gente que camina junta, que se miran unos a otros de manera positiva, que se escuchan unos a otros con respeto y que disciernen donde la humanidad se ha convertido en parte del problema en vez de ser parte de la solución de las enfermedades de nuestro mundo. Como gente de esperanza, caminamos juntos con nuestros hermanos y hermanas hacia el sueño que Dios tiene para nuestro mundo en Cristo Resucitado. Los esfuerzos individuales no bastan. Nuestro mundo hoy está gimiendo por un nuevo orden mundial compartido por todos, enraizado en el mansaje pascual de la esperanza.

Pero primero es lo primero. Ante todo, reconozcamos juntos donde están las tumbas que Dios en Cristo Resucitado, está dispuesto a abrir con nosotros y a través de nosotros. Guerras abiertas, pobreza, destrucción del medio ambiente, migraciones, división mundial, son síntomas de mala voluntad enterrados en las tumbas de los corazones humanos. Codicia, indiferencia, violencia, resentimiento, odio son disposiciones humanas basadas en la falta de respeto, la desconfianza, la distorsión de los valores, la ceguera ante la bondad del otro y del mundo. Estas disposiciones se convierten en actitudes mentales que fomentan estructuras de violencia, injusticia, abuso de poder que nublan la mente e insensibilizan el corazón de los individuos que están dentro del sistema. Colectivamente, se convierten en una cultura donde la no-verdad se convierte en verdad y la oscuridad se convierte en luz de una manera muy distorsionada. La esperanza tiene su raíz en la firme convicción que solo Dios en Cristo Resucitado puede abrir nuestras tumbas y transformar nuestra mala voluntad en buena voluntad. Dejados a nosotros mismos, somos demasiado ciegos, heridos, quebrados e indefensos.

De esta manera, esperamos juntos como hermanos y hermanas de camino. Partiendo por nuestras fraternidades locales, fieles a nuestras prácticas espirituales de revisión de vida, día de desierto, adoración, reunión de fraternidad, regalamos esperanza a nuestro mundo. Nosotros dialogamos y discernimos juntos a dónde el Espíritu nos está conduciendo, personalmente, comunitariamente, globalmente. Ninguno permanece solo. Cada escucha personal es una escucha global. Pero la acción es principalmente la de Dios en Cristo Resucitado. Lo nuestro es escuchar en profundidad y cooperar con la acción salvadora y reparadora de Dios en nuestro hermoso mundo.

La acción de esperanza se enraíza en el regalo de la pasión de Jesús (de la palabra latina passio, que significa no-actividad). Jesús salva el mundo primariamente desde su pasividad en la cruz más que desde su actividad de sanación y predicación. Cuando nosotros nos sentimos golpeados, mal comprendidos, humillados, sin control, maltratados en nuestro ofrecimiento de amor y bondad a los otros, estamos sufriendo nuestra pasión como amantes de la humanidad. Aquí y solo aquí, somos invitados a colocar la pregunta moral: ¿cómo responderemos al mal? ¿Qué tipo de vida estamos dispuestos a dar a nuestro mundo? ¿la que no perdona o la que perdona? ¿enojada o serena? ¿resentida o amorosa? Solamente cuando Jesús libremente ofrece su perdón a la humanidad que rechaza su ofrecimiento de amor, el Padre le da una vida nueva.

Somos invitados a ser mensajeros de esta vida nueva a nuestro mundo herido, violento y fragmentado. Nosotros mantenemos al mismo tiempo nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestra indiferencia y nuestro cuidado, nuestros miedos y nuestra disponibilidad para ser enviados. Que nuestro hermano universal, San Carlos de Foucauld, continúe inspirándonos y acompañándonos en nuestro deseo de gritar el Evangelio con nuestras vidas. Que este reconocimiento de su santidad sea un impulso para nuestra Iglesia que se está imaginando a sí misma como hermana de todos, misionera hacia las periferias y profeta del diálogo y del cuidado de nuestra Casa Común.

Eric Lozada
Responsable Internacional

(Original: Inglés; Traducción al español: Fernando Tapia)
Pascua 2022

PDF: 22-04-17, CARTA DE PASCUA 2022, esp., Eric Lozada

Noticias y Comunicaciones, 317

A JESÚS RESUCITADO NO LE VIERON EN FRENTE SINO DENTRO DE ELLOS

Lo que los textos pascuales quieren expresar con la palabra resurrección es la clave de todo el mensaje cristiano. Pero es algo mucho más profundo que la reanimación de un cadáver. Sin esa Vida que va más allá de la vida, nada de lo que dice el evangelio tendría sentido. El relato fue la manera trasmitir la vivencia pascual después de la experiencia de su pasión y muerte. Lo que quieren comunicar a los demás es la experiencia pascual de que seguía vivo y, además, les estaba comunicando a ellos esa misma Vida. Éste es el mensaje de Pascua.

Como todos los años leemos este mismo evangelio y lo explicamos el año pasado. Vamos a referirnos hoy al aspecto general de la experiencia pascual. Los exégetas han rastreado los primeros escritos del NT y han llegado a la conclusión de que la cristología pascual no fue ni la primera ni la única forma de expresar la experiencia de Jesús vivo que tuvieron los discípulos después de su muerte. Hay por lo menos tres cristologías que se dieron entre los primeros cristianos, antes o al mismo tiempo de hablar de la resurrec­ción de Jesús.

En las primeras comunidades, se habló de Jesús como el juez escatoló­gico que vendría al fin de los tiempos a juzgar, a salvar definitiva­mente. Fijándose en la predicación por parte de Jesús de la inminente venida del Reino de Dios y apoyados en el AT, pasaron por alto otros aspectos de la figura de Jesús y se fijaron en él como el Mesías que viene a salvar definitivamente a su pueblo. Predicaron a Jesús, el Cristo (Ungido), como dador de salvación (Vida) última y definitiva sin hacer referencia explicita al hecho de la resurrección.

(Leer el documento completo en PDF: BNC 317)

Retiro de Pascua 2022 de la fraternidad de España. Ángel IGUALADA

Galapagar, Madrid, 20, 21 y 22 abril 2022
Ángel IGUALADA, fraternidad de Madrid

UNA LLAMADA AL AMOR

Siempre pensé que Jesús nos llama a amar, ya seamos pequeños o mayores y, ahora, con motivo de la guerra, que es lo más opuesto al mensaje y ser de Jesús, nos sigue invitando a amarnos como Él nos ha amado, puede ser una segunda llamada a seguirle, la llamada que le hizo Jesús a Pedro, cuando ya llevaba tiempo con él y algo se conocían. ¿Me amas? ¿me amas más que estos? Le pregunta Jesús, después de que Pedro le había negado. Pedro iba a ser el responsable de apacentar a los cristianos, pero, sin amor, Jesús, el buen pastor, no le podía dejar ese encargo de ser pastor, de colaborar con él, en apacentar su rebaño, de buscar el bien y la salvación de la gente. Pedro le había fallado ¿quién no falla? pero le amaba, también estaba dispuesto a dar la vida por Él, le había acompañado en los momentos importantes de su misión, cuando ayudaba a la gente, cuando sanaba, cuando predicaba el amor a los enemigos, cuando dijo que todos somos hermanos y debemos amar hasta a nuestros enemigos. Nadie ama si no se siente amado. Jesús nos invita a amar, esa es la esa es la señal del cristiano, pero no por obligación sino porque eso nos hace felices, porque el amor es una luz que no se puede esconder, sino que hay que compartirlo con los hermanos, los hijos amados de Dios que sufren, que están solos, enfermos, o tienen hambre. Esa es la clave de la salvación, de la verdadera felicidad como lo fue para el hermano Carlos: sentirse amados y devolver a Dios ese amor que nos tiene y nos muestra en los que nos rodean, amando a los pobres, a los abandonados, a los hambrientos, a los esclavos, a los enfermos, a los ancianos, pero antes está el sentirse amado, perdonado, acogido, abrazado, cuidado. En unos ejercicios de verano recuerdo que hicimos el ejercicio de recordar el amor que había nuestra vida, me gustó mucho. Dios ha derramado su amor en nuestros corazones, en nuestras vidas y, sería bueno, hacerlo consciente agradecérselo. Dicen que en el agradecer, en el ser conscientes de todo lo que hacen por nosotros, está la felicidad. Os invito a hacer este ejercicio de recordar todo ese amor que nos ha dado Dios en la vida y agradecérselo. Nos amaron aún antes de nacer, cuando fuimos proyectados, pensados, deseados, cuando prepararon nuestro nacimiento y sufrieron por tenernos los dolores de parto, nos limpiaron, nos vistieron, nos dieron de comer y mucho cariño, nos enseñaron a dar los primeros pasos, a hablar, fue un amor hecho trabajo, alegría, cariño, tiempo, ternura, buen ejemplo, enseñanzas. Se tuvieron que esforzar, tener paciencia y pasar dificultades. Yo tengo un gran recuerdo de mis abuelos cuando rezaban en casa y me llevaban a la iglesia con ellos, cuando íbamos los veranos y nos acogían con alegría y amor. Lo mismo de mis maestros que también rezaban y me dieron mucho cariño, de mis padres, totalmente entregados a nosotros, sus hijos, todo por sus hijos. Sin caprichos, pero con mucho cariño, en especial, en los momentos duros de la vida. Tengo gratos recuerdos de los amigos, vecinos, familiares, en ese amor estaba Dios porque Dios es amor. Recordémoslo y hagámoslo presente, como lo hicieron los santos, incluido el hermano Carlos, que agradecía a Dios el amor de su madre, de su abuelo, de su familia y amigos. Eso es lo que nos sostiene, lo que nos forma y motiva, esa es la experiencia de Dios, que nos salva especialmente en los pobres y necesitados, sacándonos de nuestro egoísmo, dándonos luces y fuerzas cuando hay que tomar decisiones en los momentos difíciles y duros, sin ese amor que es el pan de vida, el pan nuestro de cada día, que pedimos al Señor, no podemos amar ni ser felices. Hagámoslo presente una vez más, agradezcámoslo con cariño, pues ese es el fundamento de nuestra entrega. Jesús nos llama a amar como Él nos ha amado, esa es la señal del cristiano, esa es la manera de experimentar a Dios pues quien no ama no conoce a Dios. Ojalá se siga haciendo carne su amor en nosotros como se ha hecho en personas concretas. Esos actos de amor son los signos, los milagros que nos ayudarán a creer y renovar nuestra entrega, como ayudaron a los discípulos.

(Lee el documento completo en PDF: Retiro de Pascua 2022, Fraternidad de España. Ángel IGUALADA)

Horeb-Ekumene, abril 2022

Sumario

  • Editorial – J. Álvaro Ricas Peces – Pág. 3
  • Testimonio – Cheick Amadou Diarrá – Pág. 4
  • El hermano Carlos habla… Seducido por el islam – José Luis Vázquez Borau – Pág. 16
  • Orar… – J. Álvaro Ricas Peces – Pág.19
  • Espiritualidad evangélica. Espiritualidad centrada en jesús – Julia Crespo Benito – Pág. 7
  • Ecumenismo y Diálogo interreligioso – Germán Calderón calderón y Pablo César Ghilini – Pág. 11
  • Poema – Julia Crespo Benito – Pág.21
  • Oraciones – Pág.22

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