Querido hermano,
esta mañana has celebrado tu Pascua y el Señor te ha acogido en sus brazos como hijo muy querido. Hemos rezado mucho por ti, y nuestra plegaria no ha sido en vano. Estás en el mejor sitio de los bienaventurados, tú, que durante 57 días te quitaron la libertad en el secuestro en Camerún, tú, que no has perdido la esperanza en este año de enfermedad, nos has dado a todos muestras de paz y de confianza. “Con infinita confianza…” Tú, que has hecho vida la Oración de Abandono, como hizo Carlos de FOUCAULD. Tú, hermano querido por todas las personas a quienes has servido, tratado, trabajado… tengo que darte las gracias por el testimonio tan valioso de tu vida, donde no te has rendido ni has dejado a otros la misión que el Señor te confió.
Me duele mucho tu adiós, pero sé que es temporal. Nos encontraremos en la fraternidad de los hijos de Dios y recordaremos la campaña de oración en cadena en todo el mundo por tu libertad estando secuestrado con Gilberte, a quien tuve la gran alegría de visitar en Montreal, y me enseñó los objetos que tenía durante el secuestro, y Giampaolo, tu compañero misionero en Camerún. Recuerdo con alegría la noticia de vuestra liberación. Sonaron las campanas de muchas iglesias en España, en Italia, en tantos lugares, en aquella Pascua de 2014. Tu secuestro nos movió a contemplar la falta de libertad en la humanidad, en los pueblos oprimidos, en los pobres más pobres, la bota del poderoso que aplasta al humilde, la manipulación de las vidas de seres humanos por intereses comerciales y del poder que no da la cara, sólo a través de sus portadores del hacha de guerra… Pero el ser humano y sus derechos, como tantas veces repite el papa Francisco, está por encima de toda ideología.
Tu fraternidad italiana, tu familia, tu diócesis de Vicenza, tus amigos en Camerún, te van a echar de menos, y todos los hermanos de la fraternidad sacerdotal te tendremos como un referente de misionero comprometido, valiente, hombre de Dios que deja huella para animarnos a seguir trabajando por el Reino y su justicia. Giampaolo, tu compañero de misión en Camerún, seguirá sembrando la semilla de ese Reino que crece desde lo pequeño e insignificante en nuestro mundo.
Tuve la gran alegría de conocerte personalmente en Castelfranco, Italia, en 2015, y en Rudy, Polonia, el verano pasado, compartiendo contigo la asamblea europea de la fraternidad. Algo me decía que debías cuidar tu salud, y así te lo expresé. A través de estos últimos meses nos hemos comunicado y he seguido tu proceso con preocupación. Hoy doy gracias al Señor por tu vida, por cómo has ido superando las pruebas con esa calidad humana tuya que me enseña a valorar lo negativo de la vida, sabiendo que si el grano de trigo no muere, no da fruto. Como el hermano Carlos, lo has dado todo por los más desfavorecidos, y eso me llena de alegría, a pesar del dolor de la separación. De todo aquello que consideramos doloroso, estoy seguro que surge algo nuevo, inesperado, positivo y bueno para nosotros y para los demás. Gracias por enseñarme a tener paciencia y paz.
Pide por nosotros ante Dios, que hoy te colma de gracia y de amor.
Te recordaremos siempre.
Aurelio SANZ BAEZA, fraternidad sacerdotal Iesus Caritas,
hermano responsable
Perín, Cartagena, Murcia, España, 28 de agosto 2018, martirio de San Juan Bautista
Nota biográfica:
Gianantonio ALLEGRI, miembro de la fraternidad sacerdotal Iesus Caritas. Nace en 1957 en Pievebelcino (Vicenza, Italia) Sacerdote en 1982. Vicario en algunas parroquias del Vicentino. Desde 1991 a 2001 trabajó como fidei donum, misionero en Camerún. Regresó para el ministerio de párroco en Magré di Schio hasta 2013. Vuelve a Camerún y es secuestrado por Boko Haram durante 57 días, con sus compañeros, la hermana Gilberte BOUSSIÈRE, de Quebec, y Giampaolo MARTA de su misma diócesis de Vicenza. Tras su liberación regresa a la diócesis y fue párroco de Santa Maria Bertilla en Vicenza.
En la mañana de hoy llegó a los brazos del Padre después de luchar contra el cáncer durante un año.