Queridos hermanos,
no es momento de hacer discursos, o dar brillantes ideas: el Adviento habla por sí mismo y es el tiempo de profundizar en nuestra esperanza. Jesús está cerca, el anunciado por los profetas y el esperado por un pueblo desesperado. Adviento es la palabra dada por los profetas al pueblo, la voz de Juan el Bautista, el mensaje de la vida de hombres y mujeres que, en muchas partes del mundo, dieron o están dando su vida por Jesús. Hoy también es la voz de quienes trabajan por un mundo en equilibrio y armonía.
Escuchemos siempre la voz del portador de buenas noticias, de los cambios que hacen de este mundo el lugar sagrado para todos: la Tierra, con todos los seres humanos, con sus derechos y libertades. La voz que nos transmiten los más pobres que esperan una solución a sus problemas, desde los exiliados por las guerras -inmigrantes a la fuerza-, hasta los hombres y mujeres que están en los campos de refugiados, hospitales, residencias de ancianos, casas de acogida… las personas que encontramos con problemas psíquicos, la gente que acude a nosotros en busca de consuelo: escuchemos su voz.
Escuchemos la voz desde la Palabra, el compromiso de Dios con el mundo. Los textos de cada uno de los domingos de Adviento son una llamada a profundizar en el deseo de Dios, que no deja de encender velas en nuestro corazón.
Escuchemos a los hermanos y hermanas de la Familia de Carlos de FOUCAULD en todo el mundo celebrando estos días el Centenario. Un gozo, otra buena noticia para la Iglesia y para quienes, sin considerarse Iglesia, conviven con nosotros, comparten nuestra mesa, nuestra calle o nuestra amistad: el hermano Carlos es maestro de amistad y de vecindad -misionero pobre entre los pobres-. El Centenario de su Pascua el próximo 1 de diciembre es momento para dar gracias al Señor por este hombre inquieto y buscador de su Voluntad. La semilla que cayó en tierra y germinó y dio fruto, y un fruto que permanece y da más semillas, es pura vida. Cada uno de nosotros, como fraternidad sacerdotal, tenemos que sembrar no consignas religiosas, sino nuestra vida de hermanos entre hermanos, entre la gente a quienes servimos o somos llamados a estar con ellos. La universalidad de su testimonio nos desafía a salir de nuestros esquemas prefabricados y volver a Nazaret: volver siempre al Evangelio como forma de vida, de pensamiento y de amor. La muerte de Carlos de FOUCAULD fue la manifestación de su amor a Jesús hasta el extremo, sin desearla, sin hacer planes sobre su final; simplemente fue un morir para Dios y en el camino de una búsqueda que nunca cesó hasta ese momento, enviado a los últimos, como misionero atípico.
Para la Familia Carlos de FOUCAULD celebrar el Centenario durante este 2016 es recordar el triunfo de Jesús sobre la muerte y compartir la alegría de su resurrección. Nos sentimos inmersos en su Pascua, dentro de este Adviento donde escuchamos también su voz, que en cualquier idioma y diversidad de lenguajes -el de la oración, el de la esperanza, el de la paz, el de la humildad…-, nos recuerda que somos pequeños. Su amistad e identificación con Jesús es una llamada a potenciar en nosotros esa identidad (adoración, desierto, escucha y compartir en la revisión de vida, trabajar para y con los más pobres, su vida en Nazaret, ser hermano…)
Finalizado el Año Jubilar de la Misericordia, el papa Francisco nos anima a seguir construyendo un mundo fuerte frente al mal que hace daño al corazón del ser humano en su Carta Apostólica Misericordia et misera, repartiendo paz, recordando por su título que por Jesús somos perdonados de nuestros “adulterios” e infidelidades a ser hermano de todos, sembradores de paz y de alegría, transmisores del perdón y del amor de Dios. Que nos equivocamos y que somos pecadores -ni mucho más ni mucho menos que la mujer adúltera de Juan 8,1-11-, es evidente si escuchamos nuestro corazón y hacemos un buen examen de conciencia. Pero no es el pecado, la infidelidad o el “adulterio” lo que tenemos que depurar para sentirnos liberados de una culpa: es más importante no tirar piedras, no juzgar, y dedicar toda la energía a construir el Reino y, como fraternidad y grupo de hermanos, poner nuestros esfuerzos a la luz del Evangelio y aprovechar la sinergia de confiar los unos en los otros para hacer algo bueno, que ayude a los demás.
Recordando nuestro compromiso como equipo internacional de la fraternidad, como escribimos en la Carta de Kansas City, recuerdo a todos la importancia de realizar el CUESTIONARIO de Bangalore, enviado a todos los responsables y permanentemente expuesto en nuestra página iesuscaritas.org Es tarea de cada fraternidad preparar la asamblea mundial en enero 2019, con aportaciones desde la vida, para tener una buena base de trabajo, realista, sin teorías, que hable de nuestra identidad, de nuestra misión como presbíteros diocesanos, a quienes el testimonio de vida de Carlos de FOUCAULD ha dado un sentido y una luz como regalo de Dios, como muestra de amor del corazón generoso y sensible de Jesús que late en cada eucaristía que celebramos, que late en el seno de las familias, de los enfermos, de los más mayores, de los pobres, de los oprimidos. Queremos escuchar en Bangalore el latido de cada hermano, de cada fraternidad.
Quiero invitar, una vez más, a la colaboración con nuestra página iesuscaritas.org que es el medio de comunicación de todas las fraternidades. Enviadme vuestras noticias, artículos, alegrías… También es importante comunicar los eventos para la AGENDA (retiros, encuentros, Mes de Nazaret, experiencias interfamiliares o interreligiosas…) Gracias.
Que en este Adviento 2016, finalizando el Año Jubilar de la Misericordia y el Centenario de la Pascua del hermano Carlos, Jesús nos bendiga y nos llene el corazón de alegría, paz y esperanza.
Así os lo deseo con un gran abrazo fraterno y confiado.
Aurelio SANZ BAEZA, hermano responsable
Perín, Cartagena, Murcia, España, 27 noviembre2016,
primer domingo de Adviento