FERNANDO TAPIA, RESPONSABLE DE LA FRATERNIDAD DE CHILE, NOS OFRECE ESTE TRABAJO COMPARTIDO:
MARÍA, MADRE DE LA EVANGELIZACIÓN
RETIRO DE ADVIENTO 2014.
NOTAS METODOLÓGICAS:
- La Virgen María es uno de los personajes clave del tiempo de Adviento. Ella nos enseña a esperar a Jesús. Por eso en este retiro queremos acercarnos a su persona y contemplarla para aprender de ella. También nosotros queremos que esta Navidad no sea un festival consumista sino una ocasión de dejar nacer a Jesús en nuestros corazones, en nuestras familias, en nuestra patria. Para ello debemos prepararnos espiritualmente. Estas meditaciones nos pueden ayudar.
- También queremos renovar nuestro cariño y confianza en María como Madre nuestra y pedagoga de la evangelización en que estamos empeñados como Iglesia. Ella nunca desoye las súplicas de sus hijos e hijos e intercede siempre por nosotros ante su amado hijo Jesús.
- Desde el punto de vista metodológico, el retiro tiene momentos de oración personal, oración comunitaria y oración grupal.
- Es recomendable que sea realizado por un Equipo de Monitores, convenientemente capacitados y asesorados por un sacerdote, una religiosa o un diácono. Esto permitirá que los participantes puedan trabajar en grupos no superiores a 6 o 7 personas.
- Los puntos de cada meditación los puede dar un sacerdote, religiosa, diácono o laico capacitado, a todos los participantes en conjunto, o bien, cada monitor a su grupo pequeño.
- Es necesario tener copias tanto de la primera meditación como de la segunda para cada participante y entregarlas en el momento oportuno. Nunca las dos juntas.
- El retiro requiere de varios materiales y de un mínimo de organización y distribución de tareas, que hay que preparar con la debida antelación.
HORARIO
09:00 INSCRIPCIÓN (Se anotan los nombres de los participantes y después el equipo organizador del retiro los distribuye en grupos de 6 o 7 personas)
09:15 ORACIÓN INICIAL (en el templo): “MARIA, MADRE DE LA EVANGELIZACIÓN” (buscar textos y cantos propios de Adviento)
09:30 INTRODUCCIÓN:
- OBJETIVO Y MÉTODO DEL RETIRO (importancia del silencio)
- DISTRIBUCIÓN DE GRUPOS (se nombran y presentan los monitores y se llama por su nombre a los integrantes de los grupos)
09:45 PRIMERA MEDITACIÓN: “MARÍA, MADRE DEL EVANGELIO VIVIENTE”
- Breve presentación de los integrantes del grupo
- Puntos de Meditación
- Pistas para la oración personal
10:15 ORACIÓN PERSONAL
11:15 COMPARTIR GRUPAL
12:00 DESCANSO
12:15 SEGUNDA MEDITACIÓN: “MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA”
- Puntos de meditación
- Pistas para la oración personal
12:30 ORACION PERSONAL
13:30 ORACION COMUNITARIA: peticiones y acciones de gracia traídas por los
Participantes – cantos de Adviento
14:00 FIN
PRIMERA MEDITACION: MARIA, MADRE DEL EVANGELIO VIVIENTE (E.G.287)
- El Adviento es un tiempo litúrgico que nos permite preparar el corazón para recibir a Jesús y dejar que nos transforme en discípulos suyos y misioneros del Evangelio. La iniciativa de venir a nosotros es suya, por encargo de su Padre: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en El no muera sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
- La condición para que brote en nosotros esa Vida Nueva que trae Jesús es la FE y por eso en este tiempo de Adviento nuestra mirada se vuelve a María, la joven nazarena modelo de creyente para todos nosotros. El relato de la anunciación nos permite contemplar la fe de la Virgen y aprender de ella.
- “Al sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea, llamado Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. La virgen se llamaba María” (Lc. 1,26). Dios quiere realizar su plan de amor y busca una joven que pueda acoger su proyecto. Fija sus ojos en María. Ella pertenece a una familia de campesinos pobres, vive en Nazaret un pueblo bastante desconocido, tampoco tiene educación formal, pero sí tiene lo más importante para la misión que Dios le va a pedir: una fe inquebrantable y un inmenso amor al Señor.
- La joven Virgen está en oración y ahí se produce el diálogo con Dios a través del ángel Gabriel. Sólo en un clima de oración constante se puede escuchar a Dios y fortalecer la fe. “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”, le dice el divino mensajero, confirmando la presencia de Dios en su vida como punto de partida de todo lo que vendrá después y fuente de toda auténtica alegría. Con razón el Papa Francisco comienza su primera Exhortación Apostólica con estas palabras: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (EG n. 1).
- “Al oír estas palabras – nos dice el evangelista Lucas-, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo” (Lc 1, 29). María, en el silencio y la paz de su oración no esperaba ese saludo. Se sorprende, se desconcierta. Y así es Dios. A veces interviene en nuestras vidas con mensajes, llamadas, misiones o gracias que no habíamos planificado. Con razón al Papa Francisco le gusta llamar a nuestro Señor el “Dios de las sorpresas”. La fe no es simplemente creer un conjunto de verdades y cumplir unas normas y ritos ya establecidos. La fe es estar siempre abiertos y disponibles a la novedad de Dios que muchas veces nos descoloca.
- El ángel la tranquiliza y le revela la misión que Dios le quiere encomendar: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en tu seno y a dar a luz un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús. El será grande, le llamarán Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (Lc. 1, 30-33). La joven Virgen tiene que haber recordado en ese momento todas las promesas de Dios que escuchaba los sábados en la sinagoga respecto de la venida del Mesías que salvaría a su pueblo y ella, ahora, estaba siendo elegida para acogerlo en su seno virginal.
- Sin embargo, se despierta en ella una pregunta obvia y se la hace al ángel: “¿Cómo va a ser esto posible, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” María no se envanece con la misión que Dios le encomienda sino que pregunta para entenderla mejor. En nuestro diálogo con Dios surgen dudas y es legítimo conversarlas con El. Es propio de una persona adulta en la fe preguntar, porque la fe no nos infantiliza. Y el Señor le explica: el niño que va a nacer no es cualquier niño, es el Hijo de Dios por lo cual El va a intervenir de un modo totalmente único e irrepetible en la vida de María: “El Espíritu de Dios vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc. 1,35). Comenta el Siervo de Dios Obispo Enrique Alvear: “Dios le ha expresado lo indispensable para que su obediencia sea libre y libre su respuesta (…) ésta es la obediencia de la fe, en que hay una claridad mínima para ser libre y una zona de oscuridad en que entra la fe y entra la confianza”.
- “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc.1,38). El Señor ha hablado y la Virgen acoge con humildad y libertad el proyecto de Dios. Por la fe nos hacemos servidores de Dios y buscamos por sobre todas las cosas hacer su voluntad. De este modo nos disponemos para que Cristo, el que siempre buscó hacer la voluntad del Padre nazca en nosotros en esta Navidad.
PARA LA ORACION PERSONAL
- Releer el relato de la Anunciación, contemplando la fe de María. Lc. 1, 26-38
- ¿Soy, como María, una persona de oración que me dejo el tiempo para buscar la voluntad de Dios?
- ¿Tengo la libertad y disponibilidad de María para asumir nuevas misiones, por difíciles que sean? ¿Estoy al servicio de Dios o tengo a Dios a mi servicio?
- Terminar con esta oración a la Virgen:
“Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro “si”
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús”
Papa Francisco en “Evangelii Gaudium” n. 288
SEGUNDA MEDITACIÓN: MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA
- La Santísima Virgen acompañó a Jesús y a sus discípulos en la tarea evangelizadora. Hoy nos acompaña a nosotros como Madre, por eso el Papa Pablo VI la proclamó “Madre de la Iglesia”, es decir, “Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa”.
- El relato de las bodas de Caná nos muestra la delicada preocupación de María por todos sus hijos e hijas y su poderosa intercesión ante Jesús. Nos dice San Juan que “se celebraba una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. Fueron invitados también a la boda Jesús y sus discípulos” (Jn 2, 1-2). La Virgen desea, ante todo, estar presente en esa pequeña Iglesia doméstica que es la familia y podemos imaginar su alegría al participar en la celebración de este matrimonio, fundamento de un nuevo núcleo familiar.
- En medio de la fiesta, ella se da cuenta que se ha producido un grave problema: se ha acabado el vino. Nadie se ha acercado a ella para decírselo y menos para pedirle ayuda. Ella era una invitada como tantos otros que estaban presentes. Sin embargo, el amor de una madre no necesita ser llamado, simplemente toma la iniciativa y se dirige a quien ella sabe que podría dar una solución, su amado hijo Jesús. “No tienen vino” le dice al oído para no hacer más bochornosa la situación a la familia de los novios.
- Con razón dice el Papa Francisco que “María es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios” (EG n. 286).
- La respuesta de Jesús es sorprendente: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía” (Jn 2,4). Sin embargo, María no se desanima. Conoce mejor que nadie el corazón misericordioso de su hijo y sabe que El desea, más que cualquier otra persona, la felicidad de esa joven pareja de novios. Por eso, simplemente dice a los sirvientes: “Hagan todo lo que El les diga”(Jn 2,5). La Virgen tiene, pues, un gran poder de intercesión ante Jesús y por eso acudimos a ella con confianza de hijos cuando tenemos problemas de salud, de trabajo, de crisis matrimoniales o familiares, etc. Nuestras Iglesias y Santuarios son un testimonio vivo de esta fe en María. Sin embargo, Ella siempre se encarga de encaminarnos hacia Jesús: El es el único Mediador entre Dios y nosotros y todos los favores y gracias que recibimos por intercesión de Ella, nos deben motivar a ser cada vez mejores discípulos de Jesús, escuchar su voz y hacer siempre su voluntad, aunque nos cueste: hagan todo lo El les diga.
- Jesús hace el milagro y convierte el agua de las tinajas en el mejor vino de la fiesta. Todos se sorprenden comenzando con el encargado del banquete, quien dice al novio: “has guardado el buen vino hasta este momento” (Jn 2, 10). La intervención de Jesús permite que la fiesta continúe, evita la humillación de la familia y la abre a la esperanza. Con Jesús y María nuestra familia se edifica sobre roca firme que ningún temporal podrá echarla por tierra.
- El primer Sínodo de Obispos convocado por el Papa Francisco ha sido sobre la situación actual de las familias y cómo acompañarlas con misericordia. Es la Madre Iglesia preocupada por sus hijos e hijas que tiene mucho que aprender de la Santísima Virgen, sobre todo su estilo de evangelizar. Dice el Santo Padre que “hay un estilo mariano de evangelizar. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque ´derribó de su trono a los poderosos´ y ´despidió vacíos a los ricos´ (Lc 1,52.53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia” (EG n. 288).
PARA LA ORACIÓN PERSONAL
- Leer pausadamente el relato de las bodas de Caná y contemplar a María en su preocupación maternal por los novios y en su poder de intercesión ante Jesús.
- Recordar ocasiones dolorosas en que he acudido a la Virgen y ella me ha escuchado. Agradecer los favores recibidos.
- ¿Qué lugar ocupa la Santísima Virgen María en nuestra familia? ¿Cómo podría ocupar un lugar más destacado?
- ¿Estoy asumiendo un estilo mariano de evangelizar en este tiempo de Misión Territorial?
- Terminar con esta oración del Papa Francisco:
“Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.” (EG 288)