Horeb Ekumene septiembre 2020

En éste número

  • 03 CARTA DEL DIRECTOR – Por Youssef Nava
  • 05 Las «Madres del Desierto», una espiritualidad – Por Jacques Tyrol
  • 09 Grandes fundadores – Por José Luis Vázquez Borau
  • 15 Tecnología y contemplación – Por Luca Arcangeli
  • 19 Convivencia, ¿un concepto útil? – Por Maribel Fierro
  • 31 ¿Quién es Jesús? El rechazo de los fariseos – Por Antonio Rodríguez Carmona
  • 33 DESDE LA ERMITA – Por Emili M. Boïls
  • 36 TEXTOS DE CARLOS DE FOUCAULD
  • 38 LIBROS, El dolor no es para siempre

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Retiro verano 2020 Fraternidad España. SEGUNDA PARTE. Honoré SAVADOGO

RETIRO DE VERANO. SEGUNDA PARTE, 26, 27 y 28 de agosto

CHARLA III, MIÉRCOLES, 26 AGOSTO 2020, mañana

LAS TRANSFORMACIONES DEL HERMANO CARLOS Y SUS FACTORES

Invocación al Espíritu Santo

Palabra de Dios: 1 Cor 11, 18-29

Introducción

Todo lo que vive está muy a menudo sujeto a un conjunto de cambios que podemos llamar transformaciones. Algunas transformaciones son parte integral de la propia naturaleza de un ser vivo, mientras que otros cambios se sufren o se imponen. Nacer, ser niño, crecer y envejecer son cambios intrínsecos en la vida humana. ¡El trigo transformado en pan, luego en el cuerpo y la sangre de Cristo sufre transformaciones extraordinarias! En esta charla, me gustaría que consideráramos algunos cambios importantes en la vida de Carlos de FOUCAULD. Prestaremos especial atención a los mecanismos o factores de sus transformaciones para poder orientar las transformaciones a las que quisiéramos someter nuestra vida o comprender ciertas transformaciones que vamos experimentando.

He aquí algunas transformaciones espirituales importantes en la vida de Carlos: la pérdida de la fe durante su adolescencia y juventud, su conversión como explorador en Marruecos, su conversión a la fe, su entrada en Notre-Dame des Neiges en Francia y Notre-Dame-des-Neiges. Señora del Sagrado Corazón, en Siria, su estancia de tres años con las Clarisas en Nazaret, su ordenación sacerdotal, su vida misionera y pastoral en el Sáhara.

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Retiro verano 2020 Fraternidad España. PRIMERA PARTE. Honoré SAVADOGO

RETIRO DE VERANO 2020, PRIMERA PARTE, 23, 24 y 25 de agosto

El retiro de verano de 2020 no puede ser realizado presencialmente, debido a la pandemia de la Covid19, entre los días 23 y 29 de agosto en la Casa Santa María de la Institución Javeriana de Galapagar, Madrid.

Por eso ofrecemos telemáticamente el contenido de las charlas de Honoré SAVADOGO, sacerdote de la fraternidad de Burkina Faso, y miembro del equipo internacional.

Presentamos estos contenidos para los hermanos de la fraternidad sacerdotal Iesus Caritas, o sacerdotes interesados en la espiritualidad de Carlos de FOUCAULD, o cualquier persona que desee tener este espacio de meditación, adoración, contemplación y revisión de vida.

UN RETIRO CON EL HERMANO CARLOS

(Recordamos estos días a nuestro hermano Pedro PLAZA GONZALO, que llegó a la Casa del Padre el 17 de agosto)

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Mariano PUGA palabras póstumas. A. MACELO ALARCÓN

Sentado en su silla de ruedas y con la sonrisa de siempre, nos recibió mariano Puga Concha la mañana del 6 de febrero durante un retiro en Pirque. Estas serían sus palabras póstumas. Él lo sabía y nos contó que había reflexionado sobre su vida, su infancia, sus padres, ‘mama’ amelia, la juventud, sus años como cura obrero y en la defensa de los derechos Humanos? los pobres, La Legua, villa Francia y otras tantas experiencias significativas. durante la conversación, que publicamos íntegramente, hubo espacio también para hablar sobre el estallido social chileno, los nuevos rostros de los pobres y el rol de la iglesia. Ello en medio de la convalecencia por un cáncer linfático que lo llevaría a su pascua, la madrugada del sábado 14 de marzo.

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Hermanita Genoveva (Veva), los Tapirapé y el obispo Casaldàliga. José Luís VÁZQUEZ BORAU

VEVA: PARTERA DE UN PUEBLO

En el número de septiembre, en mi sección Desde la mecedora violeta, que ese mes titulé “Personas anónimas”, hablaba de la buena gente, de alguna de la buena gente, que me había encontrado en el camino de la vida. Entre otras, mencionaba a la hermanita de Jesús, Veva. Ese mismo mes, el 24 de septiembre, Veva murió. Leonardo Boff y Juan Arias escribieron sobre ella en sus respectivos blogs. Hoy quiero compartir con las lectoras y lectores de alandar mi encuentro con esta mujer.

Fue en 1994. Entonces coordinaba yo el departamento de comunicación de Manos Unidas y fue el primero de los viajes que, a partir de ese momento, haríamos con periodistas para ver in situ el trabajo de la organización. En ese viaje, además de otros periodistas de distintos medios, nos acompañaban Juan Arías y Bernardo Pérez de El País.

Fue un viaje inolvidable por muchas cosas: por ser el primero que hacíamos con periodistas y que vivíamos como un reto; por conocer y poder compartir con Pedro Casaldáliga y con el equipo de la Prelazia de Sao Felix de Araguaia el trabajo, el buen trabajo, que estaban haciendo; por poder participar en el proyecto que Pau y Circo tenían por todo el Araguaia y que financiaba Manos Unidas; pero, sobre todo, fue inolvidable porque pudimos acceder, gracias a Casaldáliga, a la aldea de los tapirapé y allí nos encontramos con Veva y sus dos compañeras, hermanitas de Jesús.

Mientras los periodistas hacían su trabajo y se repartían por la aldea, yo estuve en la casa de las hermanitas de Jesús, que en nada se diferenciaba del resto del poblado. Una casa hecha de bloques de cemento y con los techos de hoja de palma. Una única estancia, con el suelo de tierra, que hacía las veces de cocina, comedor, salón de estar y habitación. Sus ropas, sus pocas ropas, colgaban de una cuerda en un extremo de la habitación. La casa de las hermanitas de Jesús tenía, además, una pequeña estancia que hacía de capilla. Una sencilla cruz -sin Cristo- y una vasija de barro era toda la ornamentación que había. En el suelo, una estera donde poder sentarse a orar.

Desde el primer momento me llamó poderosamente la atención la figura de la hermana Veva. Era la que más tiempo llevaba allí: más de cuarenta años Cuando llegó, los tapirapé eran poco más de cuarenta, pero poco a poco fueron recobrando su autoestima y fueron creciendo en número y dignidad. Leonardo Boff lo narra en los apuntes que ha escrito al enterarse de su muerte (http://www.servicioskoinonia.org/boff/):

“Las Hermanitas de Foucauld son testimonio de la nueva forma de evangelización, soñada por tantos en América Latina: en vez convertir a las personas, darles la doctrina y construir iglesias, decidieron encarnarse en la cultura de los indígenas y vivir y convivir con ellos. En nuestro tiempo este camino fue vivido por el Hermano Carlos de Foucauld, que, al principio del siglo XX, se fue al desierto de Argelia, entre los musulmanes, no para anunciar, sino para convivir con ellos y acoger la diferencia de su cultura y de su religión. Eso mismo han hecho las Hermanitas de Jesús entre los indios Tapirapé en el noroeste del Mato Grosso, cerca del río Araguaia.

El día 17 de septiembre de 2002 asistí a la celebración de los cincuenta años de su presencia junto a los Tapirapé. Allí estaba la pionera, la Hermanita Genoveva, que en octubre de 1952 comenzó su convivencia con la tribu.

¿Cómo llegaron allí? Las hermanitas supieron a través de los frailes dominicos franceses que misionaban en tierras del Araguaia, que los Tapirapé se estaban extinguiendo. De los 1500 que había antiguamente se habían reducido a 47, a causa de las incursiones de los Kayapó, de las enfermedades de los blancos y de la falta de mujeres. En el espíritu del Hermano Carlos, de ir para convivir y no para convertir, decidieron unirse a la agonía de un pueblo.

A su llegada, la Hermanita Genoveva oyó del cacique Marcos: “Los Tapirapé van a desaparecer. Los blancos van a acabar con nosotros. Tierra vale, caza vale, pez, vale. Sólo el indio no vale nada”. Ellos habían interiorizado que no valían nada y que estaban condenados a desaparecer inexorablemente.

Ellas fueron donde ellos y les pidieron hospitalidad. Comenzaron a vivir con ellos el evangelio de la fraternidad, en el campo, en la lucha por la yuca de cada día, a aprender su lengua y a incentivar todo lo de ellos, religión incluida, en un recorrido solidario y sin retorno. Con el tiempo fueron incorporadas como miembros de la tribu.

La autoestima de ellos creció. Gracias a la mediación de ellas consiguieron que mujeres Karajá se casasen con hombres Tapirapé y se garantizase así la multiplicación del pueblo. De 47, hoy llegan a casi mil. En 50 años ellas no convirtieron ni a un sólo miembro de la tribu. Pero consiguieron mucho más: se hicieron parteras de un pueblo, a la luz de aquel que entendió su misión de “traer vida y vida en abundancia”… ¿No debería seguir por ahí el cristianismo si quisiera tener futuro en un mundo globalizado? ¿el evangelio sin poder y la convivencia tierna y fraterna?”.

Hasta aquí la cita, larga pero explicativa, de Boff. Y esas preguntas fueron las que me rondaron y me rondan en la cabeza desde entonces. ¿No es, acaso, esta vida la que vivió Jesús, una vida de encarnación y de hacerse todo con todas las personas? ¿No es esta la vida que deberíamos vivir y no la religión de la condena, el miedo y la exclusión?

Dice Juan Arias en su blog (http://blogs.elpais.com/vientos-de-brasil/2013/10/solo-les-hablo-de-dios-si-me-lo-preguntan-.html): “He leído que los Tapirapés han querido enterrar a la hermanita Genoveva con sus ritos funerarios y en la misma choza en la que vivía. Con sus cantos y preces rituales. Ella les amó como seres humanos e hijos del mismo Padre. Al despedirla la amaron como a una de ellos, como a la madre que les ayudó a multiplicarse y que les enseñó una sola cosa: que todos debemos amarnos, ayudarnos y respetarnos. No necesitó hablarles de Dios. Hoy puede descansar dichosa. Recuerdo de ella sólo su cara ya madura que había encarnado los rasgos indígenas, su sonrisa franca y recatada al mismo tiempo y, sobre todo, su silencio. Ella hablaba con su vida.

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Boletín Iesus Caritas, julio 2020, fraternidad Argentina

E ste año no hemos podido encontrarnos en nuestro retiro anual. Se extraña. Se extraña el olor a leña del comedor y los pasillos, la eucaristía diaria y el compartir inspirado y sencillo, los corazones abiertos de la revisión de vida, el día de desierto sabiendo que la comunidad te espera, la librería ambulante, los suvenires de Daniel, los turnos de adoración nocturna, algún licor por la noche, los encuentros cara a cara con el Señor. Se extraña la fraternidad de nuestro encuentro.

Cada año tomábamos distancia de nuestro vecindario, parroquia, iglesia particular, para encontrarnos como fraternidad nacional. En esta ocasión nos
hemos visto invitados a continuar siendo “vecinos” entre los vecinos. La responsabilidad por el cumplimiento de las disposiciones sanitarias, el cuidado de cada uno y de los demás, la presencia latente de este enemigo invisible, hizo que “nos guardáramos”. Una de las intuiciones evangélicas más inspiradoras del hermano Carlos, es volver a Nazaret, a la vida oculta, a la vida sencilla de vecino, a una vida que parece inútil. Y estamos teniendo nuestro Nazaret como nunca lo habíamos imaginado. Algunos pareciéramos encontrar algún escape del ocultamiento a través de las redes sociales y transmisiones de la misa. En todo caso, el vecindario sigue siendo vecindario. ¿Cómo gritar el evangelio con la vida entre los vecinos, en estas circunstancias? ¿Cómo ser amigo, hermano, vecino sin salir de casa? Aunque a los curas nos han otorgado permiso de circulación por ser “servicio esencial”, las iniciativas se encontraron con sus límites. Los templos cerrados y muchas de las actividades de los grupos de nuestras comunidades se
vieron resentidas por el forzado confinamiento. Un gran desierto. “Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré de su corazón” (Os. 2, 16). No imaginábamos este desierto, pero lo estamos viviendo. Y Dios habla en él. Y Dios nos habla…

A fines de mayo recibíamos la noticia de que el hermano Carlos será canonizado. Quien experimentó como vocación la búsqueda del último lugar, será propuesto para toda la Iglesia y para los hombres y mujeres de buena voluntad como alguien que vivió de modo único y ejemplar el evangelio. Pareciera una contradicción que Carlos de Foucauld quede tan expuesto. Pero no entenderíamos correctamente la santidad si la interpretáramos como un “primer lugar”, como un “aparecer” de un modo privilegiado ante los demás. La santidad en la vida del hermano Carlos es, en efecto, un camino de descenso. Desde los testimonios vertidos en este Boletín, nos asomamos a los vecindarios de los hermanos de la Fraternidad nacional. Muchas gracias a cada uno por sus aportes. Continuamos en comunión y fraternidad.

Abre el boletín completo en PDF: Boletín Iesus Caritas 2020