¡Qué alegría encontrarme en el Monasterio de Jésus Sauveur de Honda en Burkina Faso con Jean Michel! Él se encontraba ayudando a los monjes en su formación teológica durante un mes. Nosotros, los cooperantes españoles del proyecto WEND BE NE DO, María, Carlos y yo, de nuestra Fundación Tienda Asilo de San Pedro, nos detuvimos antes de llegar al proyecto en Bam para saludar a los hermanos del monasterio. Compartimos su mesa y la oración. Invitamos a Jean Michel y la comunidad a participar el domingo, 1 de febrero, en la fiesta de los niños del proyecto, con la bendición del nuevo Centro Polivalente. Una sorpresa que nos llenó de alegría encontrar a este hermano en el África profunda.
El Monasterio de Jésus Sauveur, fundado por el hermanito Emmanuel KOLMOGO, ya fallecido, sigue la espiritualidad de San Bernardo y de Carlos de FOUCAULD, y está abierto a personas de paso, con lugares para el silencio y la oración. El estilo sencillo y humilde encarnado en la realidad de Burkina Faso de unos hombres que siguen a Jesús, es su mejor acogida. Jean Michel les ha ayudado en su formación y ha compartido su trabajo cotidiano, ya que el monasterio es autónomo para su mantenimiento y se cultivan los campos que rodean las sencillas casitas que componen este recinto monástico.
El 1 de febrero iniciamos la jornada recibiendo a casi doscientos niños, adolescentes y jóvenes atendidos por el proyecto, algunos desde hace diez años, cuando lo iniciamos, en el espíritu de la fraternidad, con el lema “ESTAR CON”, haciendo el Nazaret del día a día con afectados y afectadas por el VIH, en condiciones de pobreza extrema. Nuestra sorpresa fue ver llegar el vehículo del proyecto con un monje y Jean Michel, ya que el conductor voluntario se había desplazado temprano a Honda para recogerlos, iniciativa de Suzanne, la coordinadora de WEND BE NE DO en Burkina.
Fue una grande alegría compartir la celebración de la eucaristía con Jacques, sacerdote que trabaja en el laboratorio del centro médico diocesano de Bam, con Jean Michel y los adultos y niños del proyecto, con las canciones, la danza, el aire de fiesta y a la vez de respeto. Musulmanes y cristianos alegrándonos en un mismo Dios.
Al acabar la eucaristía dominical nos dispusimos para bendecir el nuevo Centro Polivalente del proyecto, construido por la Fundación, que hace posible la realización de actividades con mejores espacios y medios a más de seiscientas personas de todas las edades, afectadas por el estigma del VIH, la desnutrición, el abandono social o sin escolarizar, en el caso de los niños, bastantes de ellos huérfanos o en situación vulnerable. Jean Michel y yo, con dos buenas ayudantes, beneficiarias de WEND BE NE DO, bendijimos el agua y ambos estuvimos bendiciendo los locales, oeste para Jean Michel, este para mí. Recordé la vigilia pascual en mi parroquia, donde todos acabamos mojados por el agua de la vida, la alegría y la esperanza. Fue celebrar la Pascua en Tiempo Ordinario.
Después ambos dimos la bendición final en el interior de una de las salas del centro polivalente, junto con Jacques, y se dio paso a la fiesta, donde todos nos hicimos pequeños y gozamos con los juegos, las danzas, la actividad de un árbol de la paz, realizada por los mayores, esos primeros niños que hace diez años comenzaron en WEND BE NEDO una etapa fundamental en sus vidas, y que hoy, en su mayoría, han recuperado salud, dignidad, han vencido a la desnutrición, y tienen la posibilidad de seguir estudiando -el próximo curso empezará en la universidad uno de ellos-, tratamientos y apoyo social y psicológico.
Compartimos la comida de fiesta y en la tarde nos despedimos rodeados de voces, de tam tam improvisados con botes grandes, diciendo también adiós a chavales que venían desde sus aldeas, hasta 30 km alejadas del proyecto; algunos se quedaron en el centro, para pasar la noche y volver a sus casas al día siguiente.
Personalmente ha sido una vivencia de fraternidad y un gran regalo el encuentro con Jean Michel en uno de los lugares del mundo más queridos para mí. He sentido el apoyo de un hermano de la fraternidad que acompaña en el sueño y en la lucha por quienes necesitan mejores oportunidades para mejorar sus vidas. Gracias, Jean Michel, por “estar con” nosotros, por haber compartido a Jesús y gozado de su amistad con los más pequeños. Tu experiencia de África en años anteriores ha sido tu mejor credencial y pasaporte; ninguno de los dos somos extranjeros en Burkina Faso. Recuerdo cuando rezamos la Oración de Abandono en Honda, con los monjes y mis amigos españoles, al finalizar la hora de Nona, que sentí la universalidad del mensaje del hermano Carlos y la ausencia de fronteras en la fraternidad.
Aurelio SANZ BAEZA
Perín, Cartagena, Murcia, España, 11 febrero 2015
PDF: Encuentro con Jean Michel BORTHEIRIE en Burkina Faso
Aussi en français: «Rencontre avec Jean Michel BORTHEIRIE au Burkina Faso, janvier-février 2015«