Desde su conversión, Nazaret fue una obsesión para el Hermano Carlos. En su búsqueda por intentar vivir este llamado, va pasando por distintas experiencias en las que intenta acercarse lo más posible al misterio de la encarnación. Quienes nos sentimos inspirados por las huellas de este hombre de Dios, también nos sabemos buscadores de Nazaret.
Del 10 de julio al 7 de agosto se ha llevado a cabo el Mes de Nazaret de la fraternidad de Argentina. Desde el año 2003 que no se realizaba. La comunidad se constituyó con Jorge Cloro (Chicho), Eleuterio Ruiz, Marco Bustos y Roberto Ferrari (Tino). La hospitalidad de Carlos Joaquín, de la fraternidad de Córdoba, nos recibió en El Condado (Cosquín). Trabajo, oración, revisión de vida, estudio, desierto… fueron dando forma a la vida cotidiana del mes. No faltaron los paseos y peregrinaciones. Cerro Colorado, con el legado de Don Atahualpa Yupanki nos recibió un sábado. La Rioja, tierra de mártires nos encontró en Punta de los Llanos para hacer memoria de Mons. Angelelli y sus compañeros. La tercera semana realizamos los ejercicios espirituales con el acompañamiento de Juan Barraza, de la fraternidad de Chile. La fraternidad argentina acompañó con gestos y oración este mes. También las hermanitas se hicieron presente con su cercanía. Los laicos no dejaron de acompañarnos.
Chicho resume este mes en cuatro palabras: “confianza: que hizo posible una real fraternidad; silencio: personal y comunitario; desierto: como espacio sagrado y de encuentro; alegría: la sal de la vida”.
Marco nos comparte que “ha sido una experiencia de libertad y fraternidad, en la cual cada uno aportó lo propio”, por una parte, y que lo “ayuda a soñar una Iglesia en la cual sea posible una nueva misión desde la amistad”.
Eleuterio resume así el mes vivido: “fue un regalo de Dios, un verdadero Nazaret: sencillez, alegría, libertad, compartiendo la vida, el trabajo y la oración, descubriendo la maravilla de la obra de Dios en cada uno. El lugar paradisiaco, y la buena onda de nuestros vecinos cordobeses ayudaron a crear un clima de familia donde fue hablándonos el Señor”
Tino expresa que “en Nazaret buscamos aprender a vivir lo cotidiano, lo de cada día en nuestras parroquias y destinos, en nuestros trabajos y nuestras comunidades; y aprendiendo a vivir, poder seguir a Jesús que pasa junto a nosotros y nos vuelve a llamar”.
Nos comparten una canción que refleja y sintetiza la experiencia vivida. Las dos últimas estrofas fueron compuestas por la comunidad del mes.
Zamba para mi búsqueda
Buscando voy por el mundo mi destino,
no puedo seguir sin rumbo mi camino.
Quisiera poder cantar la zamba del hombre renacido.
Quisiera poder alcanzar, río que corre,
las aguas del hondo mar.
No soy un fin alcanzado, soy proyecto.
No soy un árbol plantado, yo soy viento.
Nacido para correr, mi vida es promesa para el tiempo.
Cantando yo quiero crecer;
soy primavera del hombre que quiere ser.
Yo soy semilla de la trilla,
tras la muerte va mi suerte.
Soy siembra en el dolor,
cosecha en el amor,
morir es ley de existencia.
Yo quiero en mi zamba cantar,
gritar mi ciencia: vivir es tan solo amar.
Andando por los caminos y desiertos
no canto solo mi canto, yo soy pueblo;
harina hecha pan, canción, herida que cura, vino añejo.
Tan solo quiero contemplar
la vida sin pretenderla modificar.
No soy ilusión pasajera, yo soy sueño.
Camino con mis hermanos, mundo nuevo.
Presente quisiera estar, allí donde estoy, de cuerpo entero.
Yo quiero entregar mi amistad
mate cebado, con gusto de eternidad.
Por último, les compartimos un video con fotos y música resumen de nuestro mes.
Un abrazo, que Dios los bendiga a todos
Marco
PDF: Mes de Nazaret 2018