«Rezar» («orar») siempre ha sido la práctica religiosa por excelencia en nuestra sociedad hasta los últimos tiempos. Pero parece que cada vez se habla más de «meditar», una práctica que suele asociarse a la espiritualidad más bien que a la religión. Aquí nos preguntamos: ¿rezar y meditar son o no son una misma cosa? ¿Qué caracteriza, necesita y fomenta cada una de estas prácticas? ¿Se complementan o son incompatibles? Responden a estas preguntas practicantes experimentados de diferentes tradiciones.
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