Queridos hermanos,
en este día de la fiesta de nuestro hermano Carlos iniciamos el Adviento: las semanas de esperanza que son un reflejo de toda la esperanza de la humanidad. Nuestra humanidad, en una crisis permanente, una crisis humanitaria en muchos aspectos, nos duele a todos, y no podemos ocultarla en nuestra Iglesia ni permanecer indiferentes. Las celebraciones con nuestras comunidades, la oración personal, la vida en la fraternidad, sean de cercanía a esa parte de humanidad que vivimos en nuestros lugares y en aquellos que están lejos. El Adviento nos motiva a escuchar la voz que clama en el desierto de todos los que alzan su voz por la supervivencia, sus deseos de paz, de trabajo, de libertad. La humanidad sigue esperando una liberación; los pobres que esperan salvación, los amenazados por la guerra, los desplazados buscando un lugar seguro… Son millones de personas en esta situación. Para ellos también se anuncia Jesús, y nosotros, como misioneros, debemos anunciarlo.
La Iglesia vive un momento difícil por la crisis que provoca la denuncia de los abusos a menores, y el papa Francisco está respondiendo con humildad y valentía ante el mundo. Esto es un testimonio de búsqueda de la verdad. Francisco también es testigo de la verdad.
Estamos preparando nuestra asamblea mundial 2019. Somos llamados a reflexionar sobre nuestra identidad como presbíteros diocesanos misioneros en el carisma de Carlos de FOUCAULD. Es una tarea de todos los hermanos, apoyando a los responsables regionales, orando por todos los hermanos del mundo, por las fraternidades que se inician y por las que envejecen.
UNA HUMANIDAD EN CRISIS
Todos los días recibimos malas noticias de hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos, que sufren por causas que no siempre están claras para la opinión pública y los medios de comunicación. Sabemos que depende muchas veces de los intereses ocultos de potencias económicas y de los gobiernos que ocultan realidades muy duras en sus países, incluso si éstos pertenecen al “Primer Mundo”. Las víctimas de las guerras, de la violencia, del narcotráfico, de la hegemonía del hombre sobre la mujer en muchas culturas, las víctimas de la pobreza, claman en este desierto, donde abundan las voces pidiendo justicia. Voces que se mezclan con otras que buscan venganza, o las de “aquí no pasa nada”, o “que vuelvan a su país”. Nosotros también tenemos una voz: la voz de Jesús, el anunciado por los profetas. Una voz que debe nacer de nuestra fe, nuestra vocación misionera, en ese estilo de Nazaret que es estar con las personas de nuestro pueblo o ciudad, con los más humildes de ellos, porque sólo los humildes nos enseñan a ser humildes. El hermano Carlos descubrió a Jesús en medio de la gente sencilla: aprendamos de él.
UN ADVIENTO QUE NOS INVITA A SER RECEPTIVOS
Este tiempo de Adviento es una invitación a escuchar, a parar el tiempo del reloj y, en actitud contemplativa, estar a la escucha de la Palabra, del silencio de Dios en la adoración, y escuchar a los hermanos: los hermanos de la fraternidad, los hermanos sacerdotes de nuestro presbiterio diocesano que, a veces, nos cuesta tanto escuchar y aceptar porque los prejuicios matan el diálogo y el encuentro; la gente que acude a nosotros buscando respuestas a sus problemas, o quienes comparten con nosotros el trabajo pastoral, social o, sencillamente, como vecinos. Abramos la puerta, dejemos el mejor sitio de nuestra casa a quien busca, y no nos acostumbremos a una dinámica de buenos consejos y palabras fáciles. Mostrar nuestra pobreza, nuestras limitaciones para arreglar “máquinas dañadas”, corazones heridos, es dejar a Dios hacer. Él sí que es imprescindible. Él sí que sana. Jesús no es indiferente a nada, y en este Adviento nos anima a abrir el corazón y dejarnos inundar por el amor de Dios y el amor de la gente. Recobremos la alegría de seguir a Jesús y ayudemos a muchas personas tristes a transformar su fracaso en triunfo, a quererse a sí mismas un poco más.
UNA IGLESIA QUE SUFRE
Todos estamos sufriendo las consecuencias de los abusos a menores ocultados en muchas diócesis del mundo. La Iglesia pierde credibilidad, garantías, etc. Podríamos decir que siempre ha ocurrido así, que eso era inevitable… No seríamos fieles a la verdad. Sabemos que esta crisis abierta aún no se ha cerrado. Nuestro papa Francisco está sufriendo también por todo ello, y está dando ante el mundo la cara, pidiendo perdón en nombre de los que hicieron daño, escuchando, abriendo caminos de solución para una justicia en bien de las víctimas, y este hombre merece nuestro apoyo. Vivamos en comunión con el papa Francisco, con enemigos en su propia Iglesia, pero con el respaldo de toda la gente de bien, sean creyentes o no, que ven en Francisco un profeta de nuestro tiempo, un hombre coherente que, a pesar de ser “jefe de Estado”, es un ser humano sensible al sufrimiento de la humanidad. Yo estoy seguro de que, de toda esta crisis, saldrá algo muy positivo para la vida de la Iglesia y el anuncio del Reino. Unamos nuestra oración para hacer fraternidad con el papa, allí donde estemos.
EL 1 DE DICIEMBRE
Hace 102 años Carlos de FOUCAULD se puso definitivamente en las manos del Padre. Hoy es un día para dar gracias a Dios por él, por lo que nos transmitió con sus intuiciones, por la misión que realizó junto a la gente que fueron sus vecinos, por sus sueños de loco. El hermano Carlos nos ha ayudado en nuestra vocación y nuestra espiritualidad a vivir la amistad con Jesús y con la gente, en el Nazaret que cada uno vivimos, con nuestra edad y ganas de vivir, en el silencio y en el anuncio. Es un regalo de Dios que merece nuestra acción de gracias continuamente. Tengamos un tiempo para valorar este regalo: pongamos en la adoración de este día ante Jesús todo lo que nos ha llegado de Carlos de FOUCAULD que, probablemente, no sean tanto sus escritos espirituales cuanto su testimonio de vida, de amor, de abandono, de confianza y generosidad.
Hagamos la Oración de Abandono aunque nos cueste aceptar que nos queda mucho aún para hacerla nuestra completamente.
NUESTRA ASAMBLEA MUNDIAL
Desde el 15 al 30 de enero de 2019 celebraremos nuestra Asamblea Mundial de la fraternidad en Cebu, Filipinas. El tema central es profundizar en nuestro carácter de presbíteros diocesanos misioneros en el carisma de Carlos de FOUCAULD. Todo lo referente a la asamblea está anunciado en nuestra página iesuscaritas.org
En la barra verde de inicio se encuentra el cuestionario preparatorio, programa de la asamblea, la hoja de inscripción… Hasta ahora son pocas las inscripciones recibidas y sólo un continente (América) ha presentado las respuestas al cuestionario, así como algunas fraternidades regionales. Es conveniente que no dejemos para el último momento estas tareas. Ánimo con todo. Yo sé que todos estamos muy ocupados y tenemos poco tiempo. Hagamos un esfuerzo. Me llena de alegría recibir correos con inscripciones y respuestas al cuestionario, y comprendo las dificultades que esto supone para algunas fraternidades.
A la asamblea vendrán todos los responsables regionales o delegados, anteriores responsables internacionales y los responsables continentales. Algunos de nuestros hermanos no pueden pagar sus viajes, por las situaciones de su país. La fraternidad mundial se hace cargo de estos gastos en la medida de lo posible, pero actualmente es muy difícil poder llegar a cubrir todas las necesidades. Algunas fraternidades de Europa y América han respondido pagando el billete de un hermano de África, de la propia América… Gracias. Os pido a las fraternidades vuestra disponibilidad para ayudar en su viaje a hermanos de Haití, Burkina Faso, República Centroafricana, Tchad, Congo, Camerún, Ruanda, Madagascar, Pakistán, India, Bangla Desh, que aún no tiene su billete de avión. Es un esfuerzo importante que hará posible la presencia y participación de estos hermanos en Filipinas.
Gracias a los hermanos filipinos por todo el trabajo en el lugar para hacer posible la asamblea, y confiemos en la buena voluntad de todos los hermanos del mundo en demostrar que la fraternidad es algo más que un grupo de sacerdotes, una forma de espiritualidad: es compartir lo que tenemos. Gracias.
Nuestro próximo hermano responsable, que elegiremos en Cebu, y su nuevo equipo nos ayudarán a seguir haciendo posible la fraternidad desde nuestras realidades y sueños.
UN PASO HACIA LA NAVIDAD
En estas semanas de preparación a la Navidad vamos a disponer el mejor lugar de nuestra vida al que llega para quedarse. Los ángeles anunciaron a los pastores la Buena Noticia, y nos anuncian muchas alegrías. Hay ángeles que nos llaman a la puerta, o por teléfono, o en la calle, y que nos dicen, a veces sin saberlo, que Dios está junto a nosotros. Hay rostros que nos hacen ver a Jesús en el hospital, en la cárcel, en los lugares de acogida de los refugiados. Ángeles en las personas de nuestros hermanos enfermos o muy mayores, que lo han dado todo por la Iglesia, por la fraternidad, por los pobres. Rostros de las personas anónimas que hacen el bien sin esperar nada a cambio. Los ángeles de la gente sencilla de nuestras parroquias que nos ayudan en la pastoral, o con su presencia en las celebraciones, o nos ofrecen lo mejor que tienen de su cercanía y amistad. Son ángeles sin alas, pero con una voz que nadie puede silenciar.
Con la esperanza en este Adviento de un mundo mejor, una Iglesia libre de tristezas del pasado, una fraternidad de hermanos que trabajan en las tareas del Reino, un mundo renovado por el esfuerzo por la paz, por los Derechos Humanos, contra todas las desigualdades, mi deseo de una Navidad llena de Dios, de Jesús hermano y amigo. Un gran abrazo.
Aurelio SANZ BAEZA, hermano responsable
Perín, Cartagena, Murcia, España, 1 de diciembre 2018,
fiesta del bienaventurado Carlos de FOUCAULD