La misión del presbítero diocesano. Mauricio da SILVA JARDIM

XI Asamblea General de la Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas,
Cebu, Filipinas, enero 2019

OBSERVACIONES INICIALES

Es determinante tener claros los fundamentos de la misión. Una palabra muy usada hoy. Se llega a decir que todo es misión.

Toda obra, antes de ser construida, necesita de planificación. La construcción comienza por los cimientos y fundamentos que garantizan el ascenso del edificio. La misión, no es diferente. Precisamos dejar claro los fundamentos de la única misión que es de Dios.

La concepción de misión está muchas veces reducida a hacer cosas, elaborar esquemas, proyectos, cursos, visitas, experiencias, simposios y congresos. Esto se define como la misión programática.

La misión, a lo largo de la historia, fue delegada a congregaciones y grupos con carisma misionero. Se fue perdiendo la noción de misión como identidad, esencia, naturaleza de todo el pueblo de Dios. Algunos aún tienen la concepción de que misioneros son solamente aquellos que parten para otra nación.

CONCEPTO DE MISIÓN

En su origen, la palabra misión significa “envío”, “partir”, “salir”.

El término latino misio, quiere decir también “libertar”, “dejar andar”, “soltar”: el envío “tiene todo que ver” con libertad y liberación.

El Concilio Vaticano II recuperó la concepción teológica sobre la naturaleza de la misión.

MISIÓN DE DIOS

Esta visión se fundamenta en el concepto de misión que tiene su origen en el “amor Fontal” del Padre, un amor que sale de si por su propia naturaleza para llegar a todos (AG 2).

La misión, por tanto, es una sola. Ella es de Dios, nace en el corazón de la Trinidad. Dios es misión. El amor de Dios es un amor que no se contiene, que desborda, que se comunica, expande, dilata, irradia, difunde y sale de sí.

El propio Dios se auto envía para la misión del Hijo y del Espíritu. El Hijo es enviado por el Padre en la fuerza del Espíritu Santo.

Impulso de dentro hacia afuera

El origen de todo movimiento misionero está en el corazón de la Trinidad. El amor de Dios Padre no se contiene y se comunica. Dios es misión y la misión viene de Dios porque Dios es amor. La misión se refiere, primeramente, a lo que Dios es y no a lo que Dios hace. La misión revela la esencia de Dios de comunicarse y de establecer relaciones. Por eso la misión, no tendría, al principio, un porqué, no surgiría primeramente de una necesidad histórica, sino que es un impulso gratuito, de dentro hacia afuera, y de una forma de ser que tiene como origen y fin la vida divina (Cf. DAp 348)

LA SALIDA DE DIOS

Dios es, primeramente, un salir de sí mismo para libertar, salvar, curar…

“Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel” (Ex 3, 7-8).

CONCEPCIÓN ECLESIOLÓGICA Y MISIONOLÓGICA

“La Iglesia no posee una misión, sino que la misión posee una Iglesia” (Stephen Bevans – Roger Schroeder, Diálogos proféticos).

Misión es la propia esencia de Dios que tiene una iglesia llamada a ser testigo de Cristo en el mundo y en la historia, hasta los confines de la tierra y el final de los tiempos. “La acción misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia” (EG 15).

¿Cómo nace la misión en nosotros?

ENCUENTRO

La misión comienza con la escucha de la voz de Dios. “Oir lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (cf. Ap)

Encuentro con Jesucristo. Es un encuentro que da un nuevo horizonte a la vida.

Es un encuentro apasionante que se expande. El documento de Aparecida habla de diez lugares de encuentro (246-258).

“Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.” (DA 29)

Misión a partir de Jesucristo.

Cristo, luz para los pueblos (LG 1).

En el momento actual es oportuno proponer una dirección, una referencia, un sentido para la vida de las personas, que es Cristo Jesús. Hay una crisis de sentido. La fe en Él tiene implicaciones prácticas, o sea, irradiar fe, bondad, misericordia, comprensión.

La evangelización no está hecha solamente por palabras, sino sobre todo por el testimonio de vida. El hermano Carlos es un modelo de misión testimonial. Misión por la simple presencia, gratuidad y bondad.

PASIÓN

“Misión y pasión por Jesucristo es simultáneamente pasión por su pueblo” (EG 268)

Sin esta pasión, la misión queda reducida a hacer muchas cosas, andando de un lado para otro, sin mística y sin ardor. Misión es pues, cuestión de pasión e identidad cristiana.

¿Cuál es el objetivo de la acción misionera?

Transmitir la fe está en el corazón de la misión de la Iglesia. La iglesia existe para evangelizar. La iglesia es continuadora de la misión de Jesús. Proclamar y anunciar la Buena Noticia de Dios.

La iglesia debe estar al servicio de la implantación del Reino de Dios. Ella no es el fin, es medio, instrumento, señal de salvación.

Salvar, curar, liberar…

En la misión, la salvación está en primer lugar. Lo jurídico, institucional o doctrinal deben estar al servicio de la salvación.

Asumir el camino de vivir de Jesucristo. Jesucristo “pasó haciendo el bien” por este mundo (cf. Hch 10, 38). La vida y el testimonio son más importantes que la teoría.

Para misionar es fundamental experimentar la acción de Dios en nosotros. La misión se propaga por contagio personal. “La fe crece por atracción” (Benedicto XVI).

MENOS Y MÁS

“Cero burocracia y menos administración. Más pasión, más amor y más anuncio del Evangelio” (Papa Francisco, reunión de directores de OMP, junio 2017).

Jesús convocó un grupo de doce para que primero permanecieran con Él y después los envió a predicar (Cf Mc 3,14). La primera tarea del misionero es permanecer con Él para dejarse formar por su identidad. De este encuentro nace la misión que no tiene fronteras.

EL ESPÍRITU SANTO ES EL PROTAGONISTA

La misión es, pues, una cuestión de fe, de abandono en Dios. Por eso la primera obra es rezar por las misiones. El protagonista es el Espíritu Santo. Somos cooperadores de la misión de Dios.

COOPERACIÓN MISIONERA

Si la misión es toda iniciativa de Dios… ¿Cuál es nuestra parte?

Dios quiso necesitar de nosotros para la misión que es de Él. Necesita de nuestra colaboración, de nuestro sí, de nuestros pies, manos, ojos, oídos, de nuestra proximidad con sus hijos.

Está continuamente llamando colaboradores.

Yo soy una misión…

El Papa Francisco ha hablado de la dimensión existencial de la misión: “Yo soy una misión de Dios en la tierra, y para eso estoy en este mundo” (EG 273). La vida se torna una misión. Ser misionero está más allá de cumplir tareas o hacer muchas cosas. Está en el orden del ser. Es existencial, identidad, esencia, y no se reduce a algunas horas del día. En la ehortación apostólica Gaudete et Exsultate el Papa llega a afirmar: “No es que la vida tenga una misión, sino que la vida es una misión” (27). La misión nos tiene.

El movimiento de salida: la proximidad

¿Qué motivo tendríamos para salir de nosotros mismos, de nuestra comunidad, de nuestra tierra, si no tuviésemos algo que nos impulsa a hacer eso?

1. Podríamos ser atraídos por el encanto de lo desconocido o por la curiosidad de visitar otros lugares, encontrar otras personas y culturas diferentes: entonces haríamos turismo, o algo parecido, como intercambio, negocios, investigación, etc.
2. Podríamos salir con el deseo de conquista, queriendo expandir nuestra organización, nuestro mundo, explorando el mundo de los otros según nuestra visión y nuestras necesidades: entonces eso sería colonización.
3. Podríamos salir para huir de nuestra realidad y de nosotros mismos, buscando inspiración en una realización personal en otros lugares: si tomamos el caso de los migrantes y los refugiados que huyen para sobrevivir, podríamos decir que esa salida habría tenido como motivo de fondo un deseo personal.

IGLESIA EN SALIDA

No es el caso de la Iglesia, la motivación de su salir no está en sí misma. Al contrario, se trata de un “movimiento de salida de sí misma” (EG 97). “El discípulo misionero es un descentrado -dice el Papa Francisco- su centro es Jesucristo, que convoca y envía”. Aquí está el permanente discernimiento y la actitud penitencial de la “Iglesia en salida”, pues ella, al salir, podría estar colocándose en el centro a ella misma. “Cuando la Iglesia se erige en centro, se funcionaliza tornándose cada vez más auto referencial y debilita su necesidad de ser misionera”. (Papa Francisco, discurso JMJ, 28 de junio de 2013).

Por tanto, el motivo de salida de la Iglesia es exclusivamente Jesús que envía, y Jesús que es la razón del envío. Con afecto, la misión es un mandato: somos enviados no porque queremos, sino porque somos desafiados por Alguien a tomar iniciativa (Cf EG 24). En segundo lugar, somos enviados porque el Evangelio, por ser “Buena Noticia”, tiene en sí un contenido abrumador en su dinamismo de “salida” (Cf EG 20).

Por tanto, la Iglesia es llamada a estar “en salida” como su Señor que “sabe ir al frente, sabe tomar iniciativa sin miedo, ir al encuentro, buscar los alejados y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” (EG 24)

Este es el tiempo para que la Iglesia reencuentre el sentido de su misión, se libere de las amarras que le impiden el salir, tiempo de ser una Iglesia en salida.

Es con este objetivo que el Papa Francisco convoca a la Iglesia a salir, asumir la dinámica del “éxodo”.

EN MOVIMIENTO DE SALIDA

La Iglesia no está hecha para quedarse apenas constituida en sus instituciones, en sus asientos y en sus estructuras. Ella está existe para estar en movimiento y lanzarse al mundo. Esa es su naturaleza: su razón de ser está en salir.

LO QUE NOS IMPIDE SALIR

Dos realidades paralizan la Iglesia en su misionariedad-

1. La tentación de quedarse en el “centro”.
2. La preocupación de “querer ser el centro”. Tentación de autoreferencialidad.

“Cada cristiano y cada comunidad ha de discernir cuál es el camino que el Señor le pide” (EG 20).

Discernimiento para salir

El horizonte existencial de la Iglesia en salida son las periferias. El horizonte escatológico es el Reino de Dios. Iluminados por la alegría del Evangelio, cada comunidad deberá discernir qué periferias geográficas existenciales necesitan de una atención especial a la luz del Evangelio.

Esa salida, sin embargo, no se puede olvidar de la misión ad gentes, más allá de las fronteras.

¿Salir de qué manera?

La salida de la cual habla el documento Evangelii Gaudium, es una salida profunda, que toca las dimensiones más íntimas de la vida de los discípulos misioneros de la Iglesia. No es salir simplemente para imponer nuestra voluntad y nuestra visión del mundo, queriendo “organizar” el mundo de los otros. Eso no es misión, es colonización.

La salida exige permanecer…

Para salir es necesario permanecer unido a Aquél que nos envía. A lo esencial, a Jesús y su Evangelio. La salida es un viaje para fuera y para dentro de nosotros mismos. Al salir también encontramos a Dios en la carne sufriente de Cristo.

Somos una Iglesia en salida y somos una Iglesia que vuelve de la misión para testimoniar la alegría del evangelio.

El movimiento de entrada: el encuentro.

El proceso de salida implica un proceso de entrada: entramos en la casa de otro como huéspedes, para encontrar. Ese movimiento demanda kénosis, despojamiento.

Entrar como huéspedes es asumir la condición de peregrino y de extranjero que nos proporciona el don inestimable del otro, su experiencia.

Exige espíritu de adaptación, capacidad de comunicación, disciplina en la inserción, paciencia en la travesía, generosidad en la entrega, gran sensibilidad y pasión por el pueblo que nos recibe.

ÁMBITOS DE LA MISIÓN

La Iglesia existe para cooperar con la misión de Dios (Cf. 1 Cor 3,9; EG 12)

a. Pastoral – comunidades (en casa)
b. Nueva evangelización – sociedad (fuera de casa)
c. Misión ad gentes – sin fronteras ( en la casa de otro). Horizonte mayor para entender los otros ámbitos que están interconexos e interligados.

Misión ad gentes

“La transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por “contagio” de amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento de sentido y de plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción requiere corazones abiertos, expandidos por el amor. No se puede colocar límites al amor: fuerte como la muerte es el amor (Cf Cat. 8,6). Y esa expansión genera el encuentro, el testimonio, el anuncio; genera el compartir de la caridad con todos aquellos que están lejos de la fe y se muestran indiferentes, a veces contrarios a ella”… Ambientes humanos, culturales y religiosos, aún más lejos al Evangelio de Jesús y la presencia sacramental de la Iglesia, constituyen las periferias extremas, los “últimos confines de la tierra”, para dónde, desde la Pascua de Jesús, son enviados sus discípulos misioneros, con la certeza de tener siempre a su Señor con ellos (Cf. Mt 28, 20; Hch 1, 8). Eso es lo que llamamos misión ad gentes” (Papa Francisco, discurso para el día mundial de las misiones 2018).

¿Qué es misión ad gentes?

Entre aquellos que no conocen a Jesucristo en medio de otros pueblos o sociedades. Misión en la casa del otro. La cooperación misionera se refiere a la misión ad gentes, a todos los pueblos.

La participación de cada Iglesia local en la misión universal, con los otros pueblos y con otras iglesias.

Más allá del aspecto territorial y geográfico, hoy se refleja, el nuevo ambiente cultural indiferente al evangelio.

Desviaciones de la misión ad gentes

La misión ad gentes estaba y está marcada por la mentalidad colonial, o sea, hay un cierto complejo de superioridad en relación a otros pueblos, culturas, tradiciones, estilos de vida. El otro es comprendido como destinatario y no como sujeto. Es una mentalidad marcada por el hacer misión para los otros y no con los otros. Algunos verbos que traducen este movimiento colonizador son: enseñar, conquistar, llevar, implantar, construir. En esta mentalidad no se considera el trabajo realizado por otras personas que llegan antes que nosotros. La misión evangelizadora no tiene inicio con mi llegada.

Este modo de pensar la misión, no se diferencia de los proyectos coloniales que desprecian las culturas locales para implantar una nueva mentalidad. La resistencia a la misión ad gentes que muchos agentes pastorales tienen, pasa por la comprensión de la misión en perspectiva colonizadora. Todavía hoy los misioneros llegan con el Kit listo, vinculando la misión con el concepto de despliegue, progreso y trasplante de la Iglesia en otra cultura. Se habla más de lo que se escucha, no valorando al otro como interlocutor. ¿Creemos o no en el protagonismo del Espíritu Santo que se nos anticipa en la misión?

Carlos de Foucauld

Es fundamental no abandonar el criterio misionero de la encarnación en un mundo cada vez más plural. En la mentalidad colonizadora se desprecian las lenguas locales, las tradiciones y los planes pastorales de las iglesias locales.

En la fraternidad tenemos el ejemplo del beato Carlos de Foucauld que sabe respetar y aprender la lengua y las tradiciones locales, ejercitando el ministerio de la bondad y de la simple presencia gratuita.

Mauricio da SILVA JARDIM
(Director General de Obras Misionales Pontificias de Brasil
y miembro del equipo internacional de la Fraternidad)

PDF: La misión del presbítero diocesano. Mauricio da SILVA JARDIM

Sacerdotes diocesanos misioneros a la luz del Bienaventurado Hermano Carlos de Foucauld, Jean-François BERJONNEAU, asamblea de Cebu

Antes de presentarles algunos aspectos del mensaje del hermano Carlos que inspirarían nuestro ministerio como sacerdotes diocesanos, me gustaría resaltar algunos elementos del contexto global en el que nos encontramos y que le dan al tema de la fraternidad universal una actualidad candente.

¡Más que nunca, encontramos que en esta sociedad globalizada donde se desarrollan interdependencias, el futuro de nuestro planeta se juega en nuestra capacidad de vivir una solidaridad efectiva entre el Sur y el Norte!

Hoy, en el inicio de este año 2019, nos ubicamos en un contexto internacional nuevo y sorprendente con varios desafíos.

Lee el documento completo (PDF): Sacerdotes diocesanos misioneros a la luz del Bienaventurado Hermano Carlos de Foucauld, Jean-François BERJONNEAU, asamblea de Cebu

Una Iglesia que sale al encuentro, Manuel POZO

Una Iglesia que sale al Encuentro
“Id al mundo entero a predicar el Evangelio” (Mc 16,15)

ASAMBLEA MUNDIAL DE LA FRATERNIDAD IESUS CARITAS

Cebu, Filipinas, enero de 2019

Manuel POZO OLLER, fraternidad de España

  1. La propuesta del Papa Francisco: “Una Iglesia en salida”

“Evangelizar en esta época de grandes transformaciones sociales requiere una Iglesia misionera toda en salida, capaz de hacer un discernimiento para confrontarse a las diversas culturas y visiones del hombre” (Francisco, 9-V-2014). Salida no alocadamente sino como respuesta a la interpelación de Dios. Cada cristiano y cada comunidad es invitada a salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (Cfr. EG, 20)

Evangelización y caridad a la luz de la Evangelii Gaudium

La Palabra de Dios revela que en el hermano está la permanente prolongación de la Encarnación de Dios. “La Iglesia, misionera por naturaleza, tiene como prerrogativa fundamental el servicio de la caridad con todos. La fraternidad y la solidaridad universal son connaturales a su vida y a su misión en el mundo y para el mundo” (Francisco, 9-V-2014), porque la fraternidad y la solidaridad universal son partes connaturales a su existir y a su misión en el mundo y para el mundo. La Iglesia, misionera por naturaleza, tiene como prerrogativa fundamental el servicio de la caridad a todos.

Un proyecto apasionante de misión.

“Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie” (EG, 23). “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (EG, 27).

Evangelizar a los pobres y dejarse evangelizar por los pobres (EG 198)

Los misioneros al escuchar la interpelación de Dios que les pregunta por el hermano dan un paso adelante para “acoger con amor preferencial a los pobres, teniendo las puertas de la Iglesia abiertas para que todos puedan entrar y encontrar refugio” (Francisco 9-V-2014). En este contexto se entiende el sentido profundo y eclesial de una Iglesia pobre para los pobres que se convierte en sacramento de salvación para todos y desarrollar la capacidad de atracción más por el testimonio de vida que por el mensaje que proclama en palabras. La proclamación del kerigma tiene como primeros destinatarios los pobres porque  tienen una especial apertura a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles su amistad, su bendición, su Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y de maduración en la fe, para añadir a los Directores nacionales que ha de “partir desde los últimos, desde los pobres, desde aquellos que tienen dobladas sus espaldas bajo el peso y la fatiga de la vida.

  1. Iglesia en salida a imagen de Jesús encarnado.

Jesús vino para todos los hombres sin distinción de raza, sexo, cultura, religión, nación. Fue y es salvador universal, ofreciendo su salvación a toda persona, rica y pobre, culta e inculta, justa y pecadora. Acepta la invitación del rico e incluso se autoinvita a la casa del rico, como es el caso de Zaqueo (Lc 19,5), pero siempre invitando a la conversión. Igualmente comparte con el pueblo sencillo. Pero dentro de este claro universalismo, se da también una preferencia especial por los pobres y marginados.

No se trata de una preferencia arbitraria sino radicada en el amor de Dios, justo y misericordioso, que quiere una familia humana unida y solidaria y rechaza todo tipo de discriminación. La marginación es fruto del sistema pagano de salvación, que busca la felicidad en el dinero, el poder, la fama y el honor, y el placer, por lo que sus seguidores buscan y alaban a los que poseen y facilitan estas realidades y a su vez marginan a los que no las tienen. Jesús, fiel al plan del Padre, ofrece otro tipo de salvación auténtica y universal, porque va dirigida a todos y porque cubre todas las facetas humanas, las presentes y las futuras, desde el pecado hasta la muerte, desde la transformación del corazón de piedra en corazón de carne hasta la superación de la muerte con la resurrección. Con ello ofrece la plena felicidad.

En su ministerio eligió las periferias y se dirigió a los que estaban en ellas. Primero, en su existencia humana, elige hacerse hombre no de forma gloriosa sino encarnándose en una naturaleza humana igual a la nuestra, menos el pecado, y “pasando por uno de tantos” (Flp 2,7), que se tradujo en la elección de una familia pobre de un rincón de Galilea, donde vivió y creció como uno de tantos galileos desconocidos. De adulto elige Galilea como lugar de su actuación preferente. Galilea en aquella época era la región de los judíos poco estrictos en su observancia de la ley mosaica, frente al rigorismo que caracterizaba a los habitantes de Jerusalén y de Judea, con mayor formación religiosa y entre los que estaban las élites culturales y religiosas. Estaba habitada por una población rural que se ganaba la vida trabajando en los campos de los grandes terratenientes que habitaban en las varias ciudades griegas de la región y, junto al lago de Genezaret, por una población dedicada a la pesca. Entre esta población convivió y a ellos dirigió el mensaje del Reino. No consta que Jesús actuara en las ciudades griegas de la región, habitadas por las minorías económicas y culturales. Dentro de esta población Jesús tuvo también sus preferencias entre los sectores más marginados: los pecadores, los pobres, los leprosos, las mujeres.

Los pecadores. Cada sociedad tiene unas normas que definen lo ”cultural, moral y políticamente correcto”, aceptando a los que se mueven dentro de ellas y rechazando a los que no. Son normas que cambian con el tiempo y la cultura dominante. En el contexto religioso que vivió Jesús, dominado por una sociedad religiosa legalista que exalta a los justos que cumplen, los pecadores públicos son marginados. A ellos se dirige especialmente Jesús, que los busca (Lc 19,7), come con ellos (Lc 5,29-31), los per­dona (Lc 7,48-50; 22,61s; 23,42s), los ex­cusa (Lc 23,34) e incluso los llama a su seguimiento (Lc 5,27s). La razón es que «no necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores» (Lc 5,31-32). Dentro de este grupo de pecadores aparecen los samaritanos, rechazados y despreciados por los judíos por su religiosidad paganizada. Jesús los pone como ejemplo de agradecimiento (Lc 17,11-19) y de misericordia (10,29-37).

Los pobres constituyen un grupo amplio, integrado por todas las personas que tienen ca­rencias de tipo diverso que les impiden vivir como personas e incluye a los misera­bles, mendigos, humillados, ham­brientos, li­siados, cojos, man­cos, ciegos, leprosos, viudas necesi­tadas, mujeres estéri­les (Lc 1,48.52.53; 6,21; 14,13.21; 16,20.22; 18,22; 19­,8; 21,3). Todos ellos son des­tinatarios privilegiados del Reino de Dios y, por ello, de la obra de Jesús (Lc 4,18; 7,22; 14,21; 16,20-25). Entre los marginados destacan los leprosos, a los que se les obligaba a vivir fuera de las poblaciones y consiguientemente viven excluidos del pueblo de Dios. A la población además le estaba prohibido acercarse y tocarlos. Jesús, por su parte, se acerca, toca y cura a los que vienen a él, pidiendo ayuda (Mc 1,40).

Las mujeres. Si todavía hoy existe marginación de la mujer, muchísimo más en tiempos de Jesús, en cuyo ministerio ocu­pan un lugar espe­cial, como pone de relieve san Lucas en su doble obra Evangelio-Hechos de los Apóstoles, donde se las menciona más que los demás au­tores del NT: en el relato de la infancia María e Isabel son las dos protago­nistas. Jesús las cura (Lc 8,43-48; 13,10-17), las de­fien­de (Lc 7,36-50; 13,10-17), las perdo­na (Lc 7,36-50), resuci­ta a una joven (Lc 8,49-56 cf. Hch 9,36-39) y al hijo de una viuda (Lc 7,11-17) y alaba a otra viuda (21,1-4), acep­ta sus servicios ma­teriales (Lc 8,1-3). Con­tra la cos­tumbre de la época, Jesús las admite en su segui­miento (Lc 8,1-3; 23,59), ­ y les enseña (Lc 10,38-42). Son las primeras testigos de la resu­rrección y reciben el encargo de anunciarla a los discípulos (Lc 24,1-11.22). Están presentes en el grupo que persevera en la ora­ción, esperando el don del Espí­ritu (Hch 1,14), se hace notar su presencia en la comunidad primitiva (Hch 6,1; 9,39; 12,12-17; 21,5), aparecen entre los primeros con­ver­tidos de cada nueva comunidad (Hch 16,14s; 17,4.3­4) y cola­boran en el apostolado (Hch 18,2.18.26; 21,9). Entre ellas María, la madre de Jesús, ocupa un lugar especial.

3. Belén y Nazaret, lugares en el extrarradio, en las periferias

Mas tú, Belén de Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti ha de salir aquel que ha de dominar en Israel (Miq 5, 1).

Felipe encuentra a Natanael y le dice: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret”. Le respondió Natanael: “¿De Nazaret puede haber cosa buena?”. Le dice Felipe: “Ven y lo verás” (Jn 1, 45-46).

La referencia a Belén o a Nazaret como lugares que no eran tenidos en cuenta nos hace pensar que la lógica de Dios no es nuestra lógica. Es así que la Iglesia, y nosotros, miembros suyos, existimos para anunciar el Evangelio de Jesucristo, saliendo de nuestras comodidades o apatías, para ir donde están nuestros hermanos, también a las periferias, pues ante cualquier persona se aviva en nosotros la vocación de que todo hombre debe ser salvado en Cristo. Señalar la presencia de su Reino, que con Él mismo ya ha comenzado; provocar la invitación a acoger el don de la fe; llamar a los hombres a la conversión (cf. Mc 1, 15). Comunicarles, con un testimonio coherente y creíble, la seguridad y el gozo de la resurrección, para que vivan “alegres en la esperanza” (Rm 12, 12). Ayudarles a descubrir a Aquel que ya está en medio de nosotros, pero al que todavía no lo reconocen (cf Jn 1, 26). Hemos de ir a la vida, no “balconear”, sino meternos en las entrañas de la existencia, en el espesor de la realidad, como hizo Jesús.

Lo que realmente le importa a la Iglesia -continuadora de la misión de Jesucristo- es ser en verdad “sacramento universal de salvación” (LG 8), partiendo de las situaciones concretas que viven las mujeres y los hombres de hoy. Allí, en los diferentes “Belén” o “Nazaret” de los lugares donde habitamos, nos guía e interpela el Espíritu Santo a través de las necesidades y aspiraciones de los hijos de Dios.

  1. El estilo misionero y evangelizador de Carlos de Foucauld.

Podemos hablar con toda razón de una nueva forma misionera en Carlos de Foucauld. Nueva en el sentido de que la organización de la misión y la aplicación de sus recursos no son en absoluto esenciales. Él hablará de medios pobres y hará incluso una renuncia efectiva a todo resultado visible y calculable.

Carlos de Foucauld actuando así se vincula a la experiencia de los apóstoles. “Para convertir el mundo como los apóstoles, siendo la piedra angular y el Jefe de la Iglesia, como san Pedro, no hay que prepararse en adelante, ni durante años ni meses, ni días, ni un solo minuto; es preciso obedecer en cualquier momento a las órdenes de Dios”. (Comentario de la lectura en el Santo Evangelio, Mateo 4, 18-20, Nazaret 1897).

Con otras palabras, el abandono radical a Dios inspira una forma de vida y de acción misionera, que está directamente en sintonía con el proceder y las huellas de los apóstoles. Las primeras generaciones de cristianos nunca han programado sus empresas misioneras en el imperio romano. Evangelizaron simplemente e invitaron a vivir la novedad cristiana en medio de la sociedad pagana. En el último período de su vida, el Hermano Carlos de Jesús, de forma espontánea, hace referencia al ejemplo de Priscila y Aquila para encontrar nuevos caminos de evangelización aptos para todo el mundo a través del amor mutuo. “Hagamos como Priscila y Aquila. Dirijámonos a los que nos rodean, los que conocemos, los que están cerca de nosotros, y empleemos nuestros mejores recursos. Con unos, el discurso, con otros, el silencio, con todos el ejemplo, la bondad, el cariño fraternal, haciéndonos cercanos a todos para ganarlos todos para Jesús. (Carta a José Horas, 28 de abril 1916).

Ciertamente, esta evangelización llena de sencillez, sin cálculo, sin una planificación previa, no es una evangelización fácil. Es una evangelización abierta a la novedad que aporta las personas y los acontecimientos. Es radical porque nos orienta y dirige a la fuente de la vida cristiana y a la vivencia del Evangelio sin glosa. Si Carlos de Foucauld es un modelo y una referencia para la misión cristiana es, precisamente, por su unión a la fuente de donde brota la vida cristiana que no es otra que el mismo Dios.

  1. Preguntas para la reflexión y diálogo.

 

  1. ¿Qué podemos hacer para salir hoy al encuentro del ser humano y ofrecerle el Evangelio?
  2. ¿Cuáles son las periferias [existenciales, sociológicas,…] de la Iglesia universal en la actualidad? ¿En mi diócesis? ¿En el lugar donde vivo?
  3. Estamos insertos en una Iglesia santa y pecadora, ¿qué hacer para entrar en un proceso de conversión pastoral? La teoría puede complementarse con las monografías que se apoyan en la experiencia de vida.
  4. ¿Qué aporta al Evangelio la espiritualidad foucauldiana cuando queremos concretar lo que significa una Iglesia en salida con amor preferente por las periferias?

PDF: Una Iglesia que sale al encuentro, Manuel POZO

Orientaciones para el Mes de Nazaret (para su aprobación en la asamblea mundial de Cebu)

La I Asamblea Panamericana de nuestra Fraternidad Sacerdotal realizada en Cuernavaca, México, en febrero de 2015, propuso al Equipo Internacional “convocar un equipo de cuatro personas para realizar un estudio específico sobre la identidad, finalidad, contenidos y modo de realizar el Mes de Nazaret que permita redactar un documento con Orientaciones Comunes, respetando las particularidades culturales de cada país. Este documento sería presentado para su aprobación en la próxima Asamblea General”.

El Equipo Internacional acogió esta propuesta y en su reunión de Octubre de 2016, resolvió solicitar a Manuel Pozo (España), Jean Michel Bortheirie (Francia) y Fernando Tapia (Chile), constituir esta comisión y redactar un documento sobre el Mes de Nazaret.

Los hermanos aceptaron este encargo, trabajaron desde sus lugares de origen, estudiando artículos de los boletines IESUS CARITAS sobre el Mes de Nazaret, recogiendo experiencias y materiales ya elaborados para anteriores meses de Nazaret de diferentes países y finalmente se reunieron en Almería, España, del 20 al 24 de febrero de 2017 para formular estas Orientaciones Generales.

El principal marco inspirador de este documento es el texto aprobado en la Asamblea Internacional realizada por nuestra Fraternidad, en Argelia, en 1982, titulado “El Mes de Nazaret”. Ha sido incorporado en las últimas ediciones del Directorio, en el capítulo IV “Nuestros caminos”. Lo transcribimos a continuación.

Este documento tiene como destinatarios principales los Responsables Regionales y sus Equipos, como también los Coordinadores de los Meses de Nazaret y sus Equipos. Contiene una Primera Parte con Orientaciones de tipo general y una Segunda Parte con esquemas para los temas de reflexión, preguntas para el trabajo personal o grupal y esquemas para las meditaciones de la semana de retiro, con algunos ejercicios para la oración personal.

Abrir el documento completo (PDF): Orientaciones generales para la realización del Mes de Nazaret

WEND BE NE DO, Burkina Faso: informe diciembre 2018

Informe de la visita seguimiento del proyecto WEND BE NE DO (WBND) en Burkina Faso, de los cooperantes Carlos LLANO, Alberto HERNANDIS, Andrés Pedro MUÑOZ y Aurelio SANZ, de la Fundación Tienda Asilo de San Pedro de Cartagena (FTASP), España, en diciembre de 2018.

WBND tiene ya una trayectoria de trece años en Burkina Faso, siendo un referente como proyecto de atención a personas afectadas por el VIH-sida en esta zona africana castigada por la pobreza, la corrupción, la inseguridad… 271 adultos y 341 niños, adolescentes y jóvenes son nuestra preocupación para más de sesenta voluntarios en España, siete en Burkina Faso y el equipo local formado por cinco personas. “Estar con”, acompañar, ponernos en su piel, no permanecer insensibles ante el sufrimiento ajeno, participar de su alegría: eso es WBND.