Boletín nº 243 y Calendario pluricultural septiembre 2019

Con el tema “Humanidad e igualdad en la Creación de Dios”, se alienta a los creyentes de todo el mundo a dar testimonio común reuniéndose para orar y participar en actos de apoyo durante la Semana Mundial por la Paz en Palestina e Israel. Esta manifestación  anual de solidaridad y esperanza se lleva a cabo del 15 al 22 de septiembre y, como es habitual, la semana incluye el Día Internacional de la Paz, el 21 de septiembre.

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Revista Horeb Ekumene septiembre 2019

EN ESTE NÚMERO

07 Repensar el cristianismo en el siglo XXI. – Por Gregory E. Sterling
14
Las mujeres en el islam y en el cristianismo. – Por Riffat Hassan
20 El ecumenismo es ante todo un intercambio de dones. – Por Monseñor Gérard Daucourt
24 Lugares y templos sagrados. – Por J.L. Vázquez Borau
36 ¡Oh, Dios, Creador del universo! Todos somos tus hijos – Por Carmen Herrero Martínez

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Boletín nº 241 y Calendario pluricultural agosto 2019

El hombre sin fe no sabe que existe un reino interior, más valioso, más eficaz, e incluso más real que el  mundo cultural de pensamiento exclusivamente racional. Pues  hay una dimensión sobrenatural de las cosas y los acontecimientos que nada más es visible para una mente iluminada por la fe. Para Raimon Panikkar, “La humanidad adora las migajas, los vestigios divinos que encuentra en las cosas, pero no sabe recoger los fragmentos para remontarse hasta el amor de Dios Uno y Trino” (La Tradición cristiana, Fragmenta editorial, Barcelona 2018, 197). Una de las causas del aparente eclipse de Dios puede estar en  la prevaricación humana que comporta la desaparición de Dios, pero “Dios se esconde, no solo por culpa del hombre, sino porque es un Ser que habita en lo inaccesible y ve en el secreto” (pág. 205). Así, “en Cristo, su divinidad se esconde; no se ve, es necesario creer… este obstáculo, el hombre no puede superarlo sin la iluminación de la razón por la misma fe” (pág. 207). Por esto, al estar el Reino de Dios en nuestro interior, “un solo pensamiento espiritual tiene más peso de ser que todo el universo material; un solo acto sobrenatural tiene una dignidad y una consistencia ontológica más grande que todo el mundo de la cultura exclusivamente natural… el reino de la cualidad está infinitamente por encima de la cantidad… Por esto, da más gloria a Dios un alma santa, o  la elevación de un solo ser creado a ser Dios y participar de su misma efusión intratinitaria, que la vida más o menos vegetativa de una multitud” (pág.210-211).Y la razón que expone el doctor Panikkar es que “Dios está realmente escondido a los ojos externos, porque existe un reino interior en el que vive y reina; pero este reino interior no es tan solo escatológico y trascendente, sino que está dentro de nosotros personalmente y colectivamente, es decir, que está inmerso en el mundo y es como si constituyese su alma y su motor…El hombre sin fe no sabe que existe un reino interior, más valioso, más eficaz, e incluso más real que el  mundo mismo cultural de pensamiento exclusivamente racional” (pág. 216), Y concluye: “No es que Dios se haya eclipsado, sino que el hombre se ha empequeñecido y se ha contentado en ser menos hombre” (págs. 218-219). JLVB

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Boletín Noticias y Comunicaciones nº 236

Resurrección, en presente continuo

20.04.2019 | Gabriel Mª Otalora

El acontecimiento más importante de la historia es la Resurrección de Cristo. Los cristianos lo sabemos, otros todavía lo ignoran, por eso mismo una parte esencial de la evangelización es dar testimonio de la Buena Noticia: Cristo ha resucitado, ¡aleluya!

No existen evidencias de esta realidad. Los principales actores en el drama de la Cruz siguieron estupendamente instalados e incluso mataron a varios seguidores de Jesús de Nazaret manteniendo sus estructuras de poder e influencia en la religión. Pilato y todos aquellos romanos que se ensañaron con Jesús antes de matarle, no tuvieron mayor problema en seguir con sus afanes para mantener la presencia romana en aquella lejana provincia del imperio. Nada ocurrió externamente que indicase la Resurrección; todo lo más, la actitud de aquellos seguidores que pasaron del miedo a la valentía, aunque les costara caro, y el nuevo germen de otra religión desligada de la judía. Pero esto tampoco fue inmediatamente.

Como el grano de mostaza, la fuerza del amor se fue expandiendo con aquellos primeros seguidores, aparentemente intrascendente para los que claramente habían ganado la partida. De hecho, Poncio Pilato no llegó a ver en Jesús un peligro para el Imperio, como sí lo vieron los escribas y fariseos para su poder religioso judío. Y todos conocemos como en los primeros siglos, las persecuciones arreciaron contra los cristianos hasta en la misma Roma, hasta convertirse, ay, en la religión del Imperio.

Sabemos que Jesús existió pero, como decía, no existen testimonios directos de la Resurrección; esto es algo que queda acotado al terreno de la fe. A partir de entonces, es el Espíritu el que toma el papel protagonista en la historia y seremos nosotros, los seguidores de Cristo, quienes pongamos en valor la Buena Noticia con nuestras actitudes y obras: por nuestros hechos nos conocerán; no hay fundamento mayor que éste.

Por esto mismo, cada acto de amor, de generosidad, de entrega, de ayuda, son signos vivientes de Resurrección, de buena noticia que manifiestan la presencia de Jesús Resucitado. No hay mejor resumen que el llamado Triduo Pascual: el día del amor fraterno, verdadera revolución de la existencia humana; el fracaso y al ignominia precisamente porque los hijos de las tinieblas la rechazaron; y la Resurrección como el momento en que Dios le da sentido a todo y pone al amor como el motor de la historia, el alfa y omega de toda la revelación y de la existencia, creada precisamente por amor.

Hagamos, pues, un día de fiesta, sabiendo que cada acto de amor que hagamos es un signo de Resurrección y de Buena Noticia para nosotros y para los demás. La Resurrección no es algo que ocurrió entonces, sino la realidad a la que todos estamos abocados y en la que participamos y nos transformamos cada vez que somos testigos del amor de Dios a cada persona. La muerte no es el final, con el Viernes Santo no acabó todo; culminó todo y la Vida tomó proporciones que hasta entonces nadie había captado su más profundo sentido de eternidad.

Demos gracias a Dios por habernos revelado esto; pidamos fuerzas a Dios para ser capaces de experimentar con nuestro amor nuevas Resurrecciones a nuestro alrededor. Amén

PDF: BNC nº 236

Horeb Ekumene, mayo 2019

EN ESTE NÚMERO

03 Entrevistas
12
La técnica y el hombre – Por Romano Guardini
18 El sufrimiento – Por José Luís Vázquez Borau
23 Monseñor Angelelli ANGELELLI y la reconfiguración del Tinkunaco – Por Alejandro Gross Bruna
31 Pelagianismo y gnosticismo. Los enemigos sutiles de la santidad – Por Gianni Valente
36 La Madre de Las Madres – Por Shelly R. Vaughan (texto) y Gordon Johnson
38 Luz y salvación

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