Semblanza del hermanito Juan

Querido Juan, hermano, hermanito: Ya ves…estamos reunidos en torno tuyo para celebrar tu PASCUA DEFINITIVA; celebrar el ENCUENTRO PLENO CON EL PADRE, cuyo rostro y su presencia en medio de la vida de la gente sencilla y humilde, buscaste con pasión y fidelidad.

Tú estás de fiesta y nosotros, contigo, también.

Ya ves…la variedad de gentes que nos hemos reunido para dar gracias al Padre por tu vida.

Sí, tus compañeros y compañeras de la Residencia (con los que compartiste tus últimos días); el personal que ha cuidado de todos vosotros; las Hermanitas y una enorme variedad de amigos, compañeros de trabajo, de luchas sindicales, de hermanos y hermanas con los que pudiste hacer un trecho de camino juntos. Un grupo de AMIGOS, porque, quizás, si algo quisiste vivir fue precisamente la hermosura y el tesoro de la amistad. Si algo se pudiera decir de ti es que fuiste AMIGO FIEL. De aquellos que encontraste en tus primeros tiempos en
Málaga en la Plaza de Santa María (la familia de Loreto que te acogió y que hoy están presentes); compañeros de la obra (Juan, Lucas….y tantos otros); vecinos de la Estación del Perro (cómo olvidar a Rafael, Carmen y su familia, Conchi…); de los compañeros de trabajo del Hospital Civil, soñadores como tú de conseguir unas condiciones dignas para los pacientes y los trabajadores (me perdonareis que no cite nombres para no cometer olvidos imperdonables); amigos de la Frater, de la Familia Espiritual del Hno. Carlos de Foucauld….

Una hermosa red, tejida con finos hilos de amistad y cariño, de fidelidad y constancia…

¿Sabes Juan, hermano? me dicen de presentar una breve semblanza de tu vida entre nosotros. ¡Cómo si fuera posible resumirla en una líneas escritas apresuradamente! ¿Cómo poder narrar lo hondo de una vida, tejida en el calor del misterio del corazón de Dios?

Que naciste un 1 de marzo de 1924, en París, en el seno de una familia de cierto abolengo y tradición militar; que muy pronto, demasiado pronto, vuestra madre (tuya y de Paul y Gabrielle) os dejó, dejando un hueco que dejó huella.

Que viviste en primera persona el drama de la 2ª Guerra Mundial, y que con 19 años, iniciaste un primer éxodo que te hizo atravesar España, con la intención de unirte en el norte de África al Ejército Francés de Liberación y en esos avatares, llegaste, con otros muchos, en Diciembre de 1943 a Málaga. Recluidos en la Plaza de Toros y a la espera de atravesar el estrecho. ¿Premonitorio?

Que no pudiendo participar en el desembarco que liberaría Francia; formado como militar, te presentaste voluntario para ir a la guerra de Indochina (Julio 1946-Diciembre 1947); herido eres repatriado… Un segundo éxodo, éste no solo geográfico, sino espiritual. El largo viaje de regreso en barco, te permitió buscar en lo hondo de tu corazón las razones del sufrimiento que provocan todas las guerras; la muerte de tus camaradas y amigos; la muerte y destrucción de los hasta ahora tenidos como enemigos.

De esta experiencia surge tu deseo de volver tu corazón hacia Dios, Padre de todos, sentido último de nuestras vidas, propuesta de fraternidad universal.

Descubriste los Hermanos de Jesús que comenzaban su caminar y te sedujo la invitación de Jesús a vivir su vida de Nazaret. Buscar su rostro en medio de la vida ordinaria de las gentes sencillas; en el barrio, en el trabajo, en la amistad; y en los ratos personales y silenciosos dejándose mirar por Jesús de manera que fuera moldeando nuestra mirada, nuestro corazón…

Y otro éxodo a vivir, en 1948 entras en los Hermanos de Jesús: El Abiodh en Argelia, Lyon, Chile, estudios de teología hasta que en 1955 pronuncias tus votos perpetuos.

En 1959 te vemos llegar a Málaga… joven, alto, guapo, ojos azules… expectación ante este joven religioso que pasa horas en oración en la Iglesia de Santiago y comparte vida y trabajo con la gente… Fuiste acogido con cariño por la Iglesia de Málaga. Quizás buscabas el último
lugar y el anonimato de la vida de Nazaret, pero puedo asegurarte, que a tu pesar, enseguida hiciste parte del paisaje malagueño.

¿Cómo no mencionar tu ordenación sacerdotal celebrada en 1973? Los que compartimos la vida contigo, somos testigos de la importancia de este momento en tu vida. Te marcó profundamente, te abrió a un acompañamiento y a una presencia a comunidades con las que compartías eucaristías (religiosas, laicas, fraternidad secular); a acompañar a la Frater: animando y celebrando con ellos la fe, disponible a quien te buscaba para acoger confidencias, anhelos, para rezar juntos.

Viviste una buena e intensa vida laboral: Algunos años trabajando en la obra; en la dura recogida de basura de aquella época y, por fin, en 1967 entras como celador en el Hospital Civil donde permanecerías hasta tu jubilación en 1987.

Cuántas historia podrían contar muchos de los aquí presentes… Movimiento Obrero, sindicato,CCOO… momentos de lucha y momentos de fiesta…

Una vez jubilado, no abandonaste el mundo hospitalario: voluntario en el servicio de Biblioteca del Clínico, paseando con tu carrito lleno de libros por los pasillos y habitaciones del hospital; la visita en nombre de Málaga Acoge, de extranjeros ingresados que no conocían bien el castellano, atento a servir de cauce de comunicación con los médicos, a prestar pequeños y múltiples servicios, el hospital Carlos Haya conoció tus desvelos…

Bueno y en noviembre del 2002, un nuevo éxodo… dejas la fraternidad y te vienes a vivir a la Residencia de las Hermanitas de los Pobres. Una nueva etapa, un nuevo viaje… el último. 14 años y dos meses… tiempo de abandono, de ir clavando en la Cruz de Jesús autonomía
personal, deseos y salud… Tiempo para ir abandonándose, para ir vaciándose, para ir preparándose a escuchar la última llamada… la de la confianza y el abandono, la del éxodo definitivo; la llamada de tu Bien Amado Hermano y Señor Jesús que te llama por tu nombre…

Y tu Amén definitivo, pronunciado para siempre la madrugada del 30 de Enero.

Málaga 31 de enero de 2017

ISLA DE LESBOS, REFUGIO DE LA ESPERANZA. Carlos LLANO.

Carlos LLANO es deportista, economista, fundador de la ONG Chilhood Smile y voluntario y colaborador de la Fundación Tienda Asilo de San Pedro de Cartagena, España, en el proyecto WEND BE NE DO de Burkina Faso. Ha estado recientemente de voluntario en la isla de Lesbos, en Grecia, con los refugiados. Ofrecemos su valioso testimonio. Gracias, Carlos.

Vivimos tan deprisa y tan apegados a nuestras mundanas necesidades del primer mundo que si fuéramos capaces de tomar distancia y observarnos con atención, sentiríamos rechazo por nosotros mismos. El mundo tiene graves problemas por resolver: se calcula que hay 300.000 niños soldados y que en 2016 son ya 5.000 los refugiados e inmigrantes que han muerto ahogados en el Mediterráneo, pero en general, nos preocupan más nuestros minúsculos problemas del primer mundo que aquello que pueda ocurrir fuera de nuestras fronteras, por terribles que sean esos acontecimientos.

Los vemos tan lejanos que por pensar que podemos hacer poco, acabamos por no hacer nada. Los problemas del mundo no se solucionan aceptándolos con resignación o indiferencia o culpando a los gobiernos. Los problemas del mundo son míos, son tuyos, son nuestros. El mundo se cambia contagiando e inspirando con nuestro comportamiento diario. Si no quiero ver ni un solo ahogado más, só,lo puedo tomar la firme decisión de ir a aportar mi minúsculo granito de arena, que por pequeño que sea, es gigante comparado con la inacción o los cientos de mensajes que podamos poner en el muro de nuestras redes sociales.

Lesbos es una pequeña isla griega en medio del mar Egeo muy cercana a las costas de Turquía. Allí se encuentran dos campos de refugiados: Karatepe, que aún guarda cierta dignidad, donde están las familias completas, mayoritariamente Sirias, pero podía haberlas incluso de República Dominicana. Sí, he dicho, de República Dominicana. Cuando no tienes nada, arriesgas incluso la vida, porque nada tienes que perder más que esta misma, y la desesperación puede llegar a ser tal que incluso la vida llega a no tener ningún valor.

En Karatepe cada familia tiene su propia carpa de Acnur, tienen mantas, tienen colchones y los voluntarios de Remar se encargan de llevarles dos comidas diarias hasta la misma puerta de la carpa. Los niños juegan en la “urbanización” de carpas, y la esperanza por una vida mejor parece que aún no se ha perdido del todo.

El otro campo de refugiados es Moria. Una antigua cárcel con capacidad para 2.000 personas donde se encuentran hacinados más de 5.000 en tiendas de campaña del Decathlon que flotan cuando llueve y el barro cae por el terraplén. La tensión es patente y se respira nada más cruzar esas altas vallas llenas de espinas. Aquí no hay familias, hay mucho chico joven, y alguna mujer con niños pequeños. Cada uno de un país, unas costumbres, un idioma, una cultura. Chicos de Nigeria que huyen porque Boko Haram asesina, secuestra y tortura a quien le da la gana. Adolescentes de Pakistán que no quieren seguir viviendo en un país donde el Isis llega a una aldea para degollar a todas las mujeres y disparar a todos los hombres hasta dejar esa aldea sin rastro de vida. Son historias reales que me han contado mientras ayudaba durante horas haciendo la trivialidad de cortar kilos y kilos de patatas para poder comer esos miles de chicos, mujeres y niños que les une la desesperanza por no ver salida al final del túnel, por ver que las autoridades les tienen allí olvidados y según pasa el tiempo su recuerdo se va diluyendo en nuestros pensamientos. La deshumanización es tal que las mafias han convertido este problema en un rentable negocio donde cobrar de 3.000 a 5.000 euros por persona por un bote sin seguridad ninguna, con sobrepeso. a base de aglomerar más y más personas sin espacio para apenas moverse, donde cada persona no puede llevar ningún equipaje, pues restaría espacio para otro refugiado al que cobrar, y con unos chalecos salvavidas rellenados de basura en lugar de aire que, en caso de necesidad y por su falta de flotabilidad, va ahacer perder una vida más, aumentando el número de las 5.000 personas que ya se han ahogado en el mar Mediterráneo durante 2016. Queda nuestra inquietud o nuestra indiferencia ante este desastre humano que parece ser un callejón sin salida. En nuestras manos está cambiar este mundo.

Carlos LLANO FERNÁNDEZ

PDF: Isla de Lesbos, refugio de la esperanza, esp

Boletín nº 78, Enero de 2017.

ÍNDICE

  • Editorial.
  • Agradecimiento.
  • El twit del Papa Francisco.
  • Mensaje final del Encuentro Interfamiliar Ávila 2016.
  • Carta de las Hermanitas de Jesús en Aleppo.
  • Carta desde la Isla de Lesbos.
  • Un libro solidario: “Atreverse a creer”, del Hno. Alois de Taize.
  • Carta desde Brasil: Germán Calderón.
  • Película y libro: “De dioses y hombres” – “El espíritu de Tibhirine”.
  • El CMI se reúne con el Consejo Cristiano de China.
  • Celebración de la Navidad y Epifanía en la Iglesia Ortodoxa.
  • Del Patriarca Ecuménico de Constantinopla sobre el 2017.
  • Felicitación del Hno. Mateu Gratacos.
  • Oración por la unidad de los cristianos, año 2017.

Ver el documento entero: Boletín nº 78 enero 2017pdf

La última carta de Charles de Foucauld – Pierre Durieux

Si el hombre fallecido en 1916 pudiera escribir un siglo después… habría podido decir algo así.

Querido amigo, hermano mío:

A los 6 años quedé huérfano de padre y de madre. A los 20, llegó el turno de marchar a mi abuelo. A medida que avanzaba la vida, el vacío crecía a mi alrededor. Pero el abandono, el rechazo y el fracaso no tendrían la última palabra: yo soy la prueba de ello. ¡La vida no termina a los 20 años!

Tengo dinero, mucho. Organizo fiestas grandiosas y hago correr el vino como una fuente. Por eso me llaman “el grande”. Sin embargo, incluso en medio de estas fiestas siento un inmenso vacío. Estoy a un palmo de la desesperación. ¿Te gustan las fiestas, dices? ¡No te falta razón! ¡Pero prueba a ahondar en aquello que colma de verdad el corazón del ser humano!

Al observar a los musulmanes rezar se ha despertado en mí el sentido de la trascendencia. No encontramos la fe por nosotros solos, sino que brota por la gracia de Dios en contacto con los demás, por los caminos más inesperados.

Mis dudas me persiguieron mucho tiempo y mi angustia existencial fue duradera. Me decía: “Dios mío, si existes, permite que te conozca”. Quise plantearle unas preguntas a un sacerdote, que me pidió por primera vez que me confesara. Este fue el punto de partida de mi conversión: hay que usar gestos propios de la fe para encontrar la fe. Tú también, has de arrodillarte si quieres vivir de pie.

Mi destino patina. Convertido a los 28 años, me piden esperar tres años antes de convertirme en religioso. Lo intento en la abadía trapense de Ardèche, pero busco una vida más radical. Parto hacia Siria. Luego hacia Tierra Santa. Me convierto en jardinero de las clarisas de Nazaret, pero me encuentran poco capacitado para esos trabajos.

Duermo en un cobertizo para herramientas, sobre un banco con una piedra por almohada. Me digo que haría bien haciéndome sacerdote. Me gustaría llevar a Cristo a Marruecos, y finalmente me instalo en Argelia. Ya ves, la santidad no es lineal, ni fácil… Quiero ser el hermano mayor de los que dudan, vacilan, titubean.

Mi gran intuición es la de asumir el último lugar, como el de Jesús de Nazaret durante sus treinta años de silencio y trabajo: “No puedo atravesar la vida en primera clase cuando Aquel a quien amo la atravesó en la última”.

Muchos de nuestros contemporáneos, numerosas personas vulnerables en particular, este último lugar lo viven de forma forzada. En mi caso, a imagen de mi Maestro, lo he escogido. Tomé la alocada decisión de ser el último de mi promoción militar en Saint-Cyr, ¡pero incluso ahí fracasé! Descubrí que este desafío ganaba en nobleza si era en un sentido espiritual.

A pesar de mis peregrinaciones a Tierra Santa y al Magreb, la abadía sigue siendo una madre para mí, y el obispo de Viviers, un padre. Vivo completamente centrado en la Eucaristía: “¡Es Jesús, todo es Jesús!”. Que tu vida esté unida a una comunidad religiosa y a una parroquia, a una diócesis, a amigos felices con los que celebrar juntos.

“Quiero habituar a todos estos habitantes, cristianos, musulmanes, judíos e idólatras, a mirarme como su hermano, el hermano universal”. Los nativos comienzan a saber que los pobres tienen un hermano. Sueño con una pequeña fraternidad “de oración y de hospitalidad que irradie una piedad tal que todo el lugar se sienta iluminado y animado por ella”.

Pero no sueñes con un gran éxito. No esperes levantar un ejército, sino buscar la transformación de la noche soplando las humildes brasas, capaces de iluminar y calentar todo nuestro valle de lágrimas.

He escrito una regla de fraternidad, pero no recibí ni una vocación. Soy consciente de que celebro la misa todos los días en Tamanrasset desde hace 10 años, pero nunca he conseguido un solo converso. Desde el punto de vista humano, es un fracaso total.

No obstante, cien años después de mi muerte veo, desde el cielo, centenares de religiosos, miles de laicos por el mundo que viven según yo vivía, en la escuela del último lugar.

Ya ves, no hay que aspirar a ser la hiedra impaciente ni la parra silvestre conquistadora, sino más bien el tranquilo roble, el humilde tilo, y más aún el grano de trigo, que si “no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Jn 12: 24)

La amistad tiene un precio: ¡la Vida! Morí asesinado hace 100 años. Una realidad para la que estaba listo: “Vive hoy como si debieras morir mártir esta misa noche”, había escrito. Dejo tras de mí un pequeño fuerte en la arena, la sotana blanca manchada del color del sagrado corazón que ostentaba, algunas cartas… Dejo sobre todo mi último lugar, el que tanto amé. Y algunos amigos por el mundo. ¿Y tú?

Pierre Durieux

PDF: Pierre DURIEUX, LA ÚLTIMA CARTA DE CHARLES DE FOUCAULD

Crónica del Encuentro Interfamiliar de España con motivo del CENTENARIO de Carlos de FOUCAULD

Han sido días de reencuentro con amigos y de conocer nuevas caras, establecer nuevas relaciones.

Encuentro interfamiliar del centenario de Carlos de Foucauld 
del 8 al 11 de diciembre 2016 Universidad de la mística de Ávila

La presentación del encuentro recordaba: “El día uno de diciembre de 1916 murió violenta y absurdamente, solo, y en silencio quedó su cuerpo sobre la tierra de Tamanrasset. Lo encontraron y enterraron soldados franceses. Aun así sus palabras y su ejemplo se habían esparcido. Poco a poco se conoció con más detalles su aventura espiritual y su mensaje. Sin que lo hubiera previsto, germinaron grupos de hombres y mujeres por el ancho mundo, y nació el árbol frondoso que hoy forma su Familia espiritual, que se alimenta de la luz de su vida”.

Nos juntamos unos cien personas, venidas de todas partes de España. El edificio que nos acogió, laUniversidad de la Mística, es en sí, por su arquitectura, toda una expresión de lo que ha sido la vida y el corazón de la mística de Teresa de Jesús y Juan de la cruz. El grupo que había preparado el encuentro nos acogía dándonos el programa previsto para estos días de convivencia: momentos de oración, ponencias, trabajo en grupos, sin olvidar el descanso y sosiego, y una velada inolvidable con un grupo de teatro dirigido por Cristina, una autentica maestra y artista del “teatro del Oprimido” y los actores de la fraternidad seglar de Murcia -una obra que ella y ellos hicieron sacando temáticas y citas de la biografía de Carlos y Teresa- y finalmente Domingo, guitarrista músico-terapeuta, también de Murcia.

Han sido días de reencuentro con amigos y de conocer nuevas caras, establecer nuevas relaciones. También estaban presentes algunos miembros de la fraternidad del Carmelo seglar de Ávila.

La primera ponencia la daba Marc Hayet, un hermano de Jesús de Francia (vive en Lille), y se titulaba: “Con Carlos de Foucauld, al encuentro del otro”; rasgos de vida y pistas: “Volcarse hacía nuestro mundo sin miedo, mirarlo con mirada positiva, vivir nuestras relaciones con reciprocidad, vivir la bondad y la ternura, a la escucha de la verdad del otro”…

La segunda ponencia era a cargo de un sacerdote de Almería, Manuel Pozo, y se titulaba: ” Redescubrir las intuiciones de Carlos de Foucauld y la novedad permanente del evangelio”: encarnación y último lugar, vida humilde y sencilla, corazón abierto, universal, ver, acercarse, tocar, ser hogares acogedores, amistad y fiesta, aprendizaje permanente de oración.

La tercera ponencia nos la dio Miguel Márquez, carmelita, provincial de la península ibérica. “Teresa de Jesús y Carlos de Jesús, exploradores de Dios en una tierra herida”. Místicos, sabios y profetas. Entre los 2 centenarios (1915 y 1916): de la hagiografía a la humanidad, un mismo movimiento (de R. Bazin a A. Chatelard y sus biografías); unas afinidades entre Teresa y Carlos: los dos están en continua búsqueda, corazones ardientes, sentido de la aventura (Carlos en su exploración de Marruecos, con brújula, barómetro y sextante, cuaderno de 5 cm. y lápiz de 2 cm. Teresa deja a su padre viudo, rompe y salta las murallas de Ávila); los dos van creando un estilo de vida, habitados por la pasión por Dios y viven la adoración. Constantemente “En camino”, se dejan hacer, conducir hacia lo desconocido, a lo extraño, arriesgando. Su aventura personal: este territorio donde se dejan llevar hasta la oración vacía, donde conocen el “anonadamiento”, el rendirse a través de los sucesivos fracasos, en las manos del Dios vivo y verdadero, luz en la niebla: ”Para que te conozca” dice Carlos. Nos cuesta encontrarnos pobres y desnudos: nunca renegar de nuestra pobreza, es una clave: “¡Con mi pobreza, creo en ti, y me renace la respiración!” dice Miguel. No engañarnos, ni engañar. Carlos lee mucho a Teresa sobre todo al final de su vida. Miguel nos propone preguntarnos por y ser conscientes de nuestra propia aventura espiritual. Como final de su ponencia, Miguel nos llevó a la capilla donde nos hizo cantar juntos la muy antigua y hermosa “bendición irlandesa”: ¡un regalo para aprender a bendecir! Al día siguiente, nos dejaba para viajar hasta Timor para visitar las comunidades carmelitas. ¡Muchas gracias Miguel!

Hubo una tarde a la escucha de “testigos”: dos hermanitas que viven en Ceuta, Luigiana y Gloria, el infierno del sufrimiento de los refugiados esperando el paso a España, relato estremecedor del desamparo más absoluto, de la indiferencia. Una pareja joven, Elena y Pedro (fraternidad seglar de Madrid): su estancia tan accidentada en el “Alto” de la Paz en Bolivia donde habían ido como misioneros seglares. El relato de Elsi, su recorrido como hermanita de Nazaret (de Bélgica a Sta. Coloma de Gramanet): ”¡Como he llegado hasta aquí!”.

Finalizamos con la Eucaristía y una bendición solemne al final.

Nos despedimos por la mañana muy contentos y felices tomando el camino del retorno a nuestros respectivos hogares.

PDF: Crónica del Encuentro Interfamiliar de España por el CENTENARIO de Carlos de FOUCAULD

Mensaje final del Encuentro Interfamiliar en Ávila, España, por el CENTENARIO de Carlos de FOUCAULD

Un centenar de personas se reunieron en Ávila para celebrar el centenario de la muerte del hermano Carlos.

ENCUENTRO DE LA FAMILIA ESPIRITUAL DE
CARLOS DE FOUCAULD EN ESPAÑA
MENSAJE DEL CENTENARIO 

Al celebrar el Centenario de la muerte violenta del beato Carlos de Foucauld en Tamanrasset (Argelia) las fraternidades que llevan su nombre en España, con ocasión de la celebración del Encuentro Interfamiliar (Ávila, 8-11 diciembre 2016, damos gracias a Dios por su vida y su obra recordando cómo el grano de trigo caído en tierra ha dado abundantes frutos evangélicos (cf. Jn. 12,24).

Damos gracias a Dios porque el Hno. Carlos, en todo momento, fue un buscador de la verdad y en ella encontró a Dios. En su biografía, como en toda biografía, descubrimos la mano de Dios que, con suavidad y con paciencia, modeló su vida. Contemplando su vida y releyendo sus grandes etapas en búsqueda del Bienamado y Señor Jesús hemos aprendido a mirar a las personas y acontecimientos con los ojos de Dios arrodillándonos siempre ante el misterio del otro diferente.

Damos gracias a Dios Padre por el envío de su Hijo Jesucristo que, con su encarnación, nos enseñó a buscar “el último lugar” despojándonos de todo aquello que nos impide seguir amándole como el “Único Modelo”. Damos gracias a Dios por la presencia de su Espíritu Santo que ha ido a lo largo del tiempo enriqueciendo las fraternidades con nuevos carismas para beneficio de la humanidad y la Iglesia y, en especial, por tantos y tantas hermanos y hermanas que a lo largo del tiempo han sido testigos de la fe.

Damos gracias al Señor por su presencia real en la Eucaristía y en la Palabra que han alimentado nuestro compromiso con los últimos de este mundo como lo fue para el Hno. Carlos. A este respecto recordamos sus palabras: “Creo que no hay una frase del Evangelio que me haya causado una impresión más profunda y haya transformado más mi vida, que ésta: «Todo lo que hagáis a uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis». Si pensamos que son palabras de la Verdad increada, la de la boca que ha dicho: «Esto es mi cuerpo… esta es mi sangre», con qué fuerza somos empujados a buscar y a amar a Jesús en «esos pequeños», esos pecadores, esos pobres, aportando todos los medios materiales para aliviar sus miserias temporales”.

Damos gracias al Señor por su vida oculta en Nazaret, escuela donde aprendemos de la Sagrada Familia a gritar el Evangelio con la vida y a valorar la encarnación, la bondad, la hospitalidad, la escucha, la amistad, y el testimonio como la mejor ofrenda existencial.

Al mismo tiempo pedimos al Bienamado y Señor Jesús coraje para ser sal y luz en medio del mundo construyendo una Iglesia hogar, “católica” e intercultural, que acepta como un don las reglas del juego democrático de una sociedad multireligiosa, multirracial, una Iglesia que no hace proselitismo, que ofrece y no impone, una Iglesia que escucha y dialoga, una Iglesia de amistad, ternura y presencia en medio de los más pobres. Una Iglesia en salida, samaritana, que se acerca, que toca, que se compromete.

Pedimos, a la Virgen en el misterio de la Visitación a su prima Isabel, estímulo para no cansarnos nunca de ponernos en camino para servir a los que nos necesiten, peregrinos del evangelio, con la audacia, la humildad y la fe de la semilla de mostaza que espera contra toda esperanza que la vida brotará hoy en esta tierra de todos.

Y pedimos también al beato Carlos de Foucauld su intercesión ante Dios por las fraternidades que hoy recuerdan su memoria, los que ya en su tiempo, hasta nuestros días participaron de la unión que él creó, y de todas las fraternidades que nacieron después de su muerte.

Porque reconocemos la bondad de la creación, nos comprometemos al cuidado de la Tierra como casa común, a profundizar en la solidaridad y acompañamiento de los últimos y a luchar contra las causas últimas que generan víctimas en las personas y en el medio ambiente. Nos comprometemos a hacerlo realidad cada uno y cada una en su propio lugar.

Ávila a 11 de diciembre de 2016

PDF: Mensaje final del Encuentro Interfamiliar en Ávila, España. CENTENARIO Carlos de FOUCAULD.