Retiro anual y Asamblea. Fraternidad de Brasil. Febrero 2024. Carlos Roberto dos SANTOS

Del 23 al 30 de enero tuvo lugar en la ciudad de Jundiaí – SP el Retiro anual de la Fraternidad Sacerdotal de Brasil. El día 29 se realizó la Asamblea electiva, que se realiza cada seis años, según el Directorio y el Estatuto, al finalizar el mandato del padre Carlos Roberto dos Santos como responsable nacional.

Este año el retiro fue un poco diferente, primero porque, como es habitual, sólo participaron 27 personas.

En segundo lugar, porque el padre Antônio Reges Brasil, que sería el predicador, no puede hacerlo por indicaciones médicas. Como llegó la noticia en octubre, no hubo tiempo para invitar a otro asesor al retiro, y organizamos un equipo y sacerdotes de la Fraternidad, coordinados por el Padre Carlos Roberto dos Santos, para predicar el retiro. Los temas para cada meditación los elegimos a partir de las decisiones de la primera parte del Sínodo de la Sinodalidad, de la siguiente manera:

La introducción al Retiro y la primera meditación fueron dadas por el Padre Carlos y tuvieron como tema: Carlos de Foucauld, un hermano inacabado: desde el camino de Carlos de Foucauld y su herencia espiritual motivaron la experiencia de todos los demás temas, teniendo en cuenta los desafíos actuales del camino eclesiástico.

En la 2ª meditación Dom Eugênio Rixen compartió sobre la Sinodalidad como novedad, presentando varios aspectos controvertidos de la Carta Sinodal, ayudándonos a meditar sobre esta realidad; El Padre Willians Roque de Brito impartió la 3ª meditación, ayudándonos a actualizar un tema importante de nuestra espiritualidad: “Apostolado de la Bondad: Una Iglesia sinodal en misión”, valorando el aporte de todos los bautizados, en la variedad de sus vocaciones. En la 4ª meditación Dom Eugênio Rixen trabajó sobre el tema: “Tejiendo vínculos, construyendo fraternidad y comunión; desde la fraternidad universal, propuesta en nuestra Fraternidad.

La quinta meditación, realizada por el hermanito Lindolfo Euqueres, nos ayudó a meditar sobre una verdad muy querida por todos nosotros: “Los pobres son los protagonistas del camino de la iglesia”. Dio un excelente testimonio de la inserción de sus hermanos en el mundo, entre los pobres. En la sexta meditación, el Padre Gildo Nogueira Gomes, de Fratelli Tutti, nos ayudó a revisar el profetismo de la Iglesia, frente a un individualismo que se vuelve contra sí mismo, un populismo que divide a los pueblos creando odio contra sus hermanos, y una globalización que homogeneiza a los pobres y estandariza la explotación y disminución de la calidad de vida de los seres humanos.

En la séptima meditación, el padre Willians Roque de Brito nos ayudó a afrontar la “misión en el entorno digital”, muchas veces falsa, pero también un nuevo areópago donde testimoniar la espiritualidad de San Carlos de Foucauld y ayudar en el camino de la Iglesia en nuestro tiempo . La gran pregunta: ¿cómo podemos contribuir en este entorno digital, de forma segura tanto a nuestra existencia humana y ministerial, cómo a ayudar a otros a crecer? Es necesaria la formación y seguimiento de los misioneros digitales y la creación de redes.

En la octava meditación el Padre Carlos Roberto dos Santos nos ayudó a meditar sobre el tema “Ansiedad, depresión y suicidio en la vida de las personas, especialmente del clero”. Basado en datos concretos sobre la alta tasa de suicidio entre el clero en Brasil; la colaboración de la psicología y la neurociencia, presentada como principio curativo, para el cuerpo y el alma, la amistad con Jesús y con nuestros hermanos vivida desde el apostolado de la bondad, en la gratuidad de la vida. La verdadera amistad permite a los hermanos hablar, sin miedo, de sus alegrías y esperanzas.

Estaba prevista, una mañana, antes del almuerzo, una conversación con el padre Julio Lancelloti.

Esperábamos escucharlo compartir su testimonio de vida, pero no pudo venir. A última hora, sus abogados se reunieron con él para preparar su defensa ante la constante persecución y acusaciones que ha sufrido por su trabajo con sus hermanos y hermanas sin hogar. Pero la intención de la semilla valió la pena.

El día 29 quedó constituida en Brasil la Asamblea electiva de la Fraternidad Sacerdotal Iesus + Caritas. El padre Carlos, responsable nacional, presentó y leyó los lineamientos y procedimientos para la elección previstos en el Directorio y Estatuto de la Fraternidad. Estas mismas orientaciones las presentó, durante el año 2023, en encuentros de las diversas fraternidades en las seis regiones de Brasil. En la primera vuelta de la elección, cada región nominó tres nombres de hermanos de todo Brasil para asumir el cargo de Responsable Nacional en los años 2024-2029. Los tres más votados fueron: el padre José de Anchieta Moura Lima, de la Archidiócesis de Juiz de Fora/MG, Dom Edson Tasqueto Damian, obispo emérito de la Diócesis de São Gabriel da Cachoeira/AM y el padre Willians Roque de Brito, de la Diócesis de Marília/SP. Por unanimidad fue elegido el padre José de Anchieta Moura Lima, de la archidiócesis de Juiz de Fora, estado de Minas Gerais. Fue consultado por el Padre Carlos Roberto dos Santos, y luego de la aceptación, como ya había habido aprobación verbal de su obispo, tomó inmediatamente posesión del cargo, asumiendo la coordinación de la Fraternidad Sacerdotal Iesus + Caritas como Responsable Nacional para el período. de 2024 a 2029.

Goiás, 21 de febrero de 2024

P. Carlos Roberto dos SANTOS


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Sinopsis de las meditaciones del Retiro de la Fraternidad de España, agosto 2023. Manuel POZO OLLER

Los temas ofrecidos y expuestos por Mons. Vilaplana, como es costumbre, serán editados en su día en el Boletín de la Asociación C. Iesus Caritas de España y, también en su momento, se pondrán a disposición de los interesados en la página web de la mencionada Asociación que aúna a las diversas fraternidades con sede en España.


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Crónica Retiro Fraternidad España, agosto 2023. Manuel POZO OLLER

La Fraternidad sacerdotal española ha celebrado los pasados días 20 al 26 de agosto su retiro anual en la localidad madrileña de Galapagar animado por Mons. José Vilaplana (fecha de nacimiento 5 diciembre 1944; fecha de ordenación sacerdotal, 25 de mayo de 1972; fecha nombramiento episcopal, 20 noviembre de 1984), obispo auxiliar de Valencia, y residencial de Santander (agosto 1991) y, más tarde de Huelva (julio 2006) hasta que el papa Francisco le aceptó su renuncia por edad al gobierno pastoral de la diócesis el 17 de junio de 2020. En la Conferencia episcopal española en la actualidad es miembro de la Comisión episcopal para la Vida Consagrada y antes lo fue de la Comisión de Pastoral y presidente de la Comisión episcopal del Clero.

El retiro de agosto, como es costumbre, se ofrece a los miembros de la Fraternidad sacerdotal con carácter abierto también para los sacerdotes interesados. Han asistido veintiocho sacerdotes y un laico (10 de Valencia-Barcelona; tres de Málaga; cinco del sureste (Almería-Jaén); uno de Murcia; tres de Zaragoza; uno de Extremadura, Gijón, Madrid, Teruel y Canarias; dos de Toledo. El retiro de este año ha tenido la singularidad de contar con un laico en periodo de discernimiento personal y vocacional.


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Retiro de agosto 2021 de la fraternidad de España

La fraternidad sacerdotal Iesus Caritas de España organiza, como cada verano, su retiro anual, desde el domingo, 22 de agosto, en la noche, hasta el viernes,27, por la tarde, en la Casa de Espiritualidad “Santa María” (Javerianas), en Galapagar, Madrid.

Charlas, adoración prolongada, silencio, revisión de vida, jornada completa de desierto, celebración en fraternidad de la liturgia de las Horas y la eucaristía… Todo para ayudarnos a crecer en nuestra espiritualidad y compartir nuestra vida.

Los temas de este año serán una preparación interior para la próxima canonización del hermano Carlos. Así, a las 10 de la mañana de cada día, a excepción del jueves, 26, día de desierto, tendremos las siguientes charlas y animadores:

  • Jesús CERVERA (telemáticamente, desde Argelia): La conversión permanente y el deseo de ir a los más alejados.
  • Gabriel LEAL: Dinámica del hermano Carlos hacia las periferias.
  • José VIDAL: La herencia espiritual de Carlos de FOUCAULD.
  • Aquilino MARTÍNEZ (responsable regional): Introducción al desierto
  • Mateo CLARES: Carlos de FOUCAULD, el hermano universal.

Por el momento, son 18 hermanos que van a participar físicamente.

El retiro podrá seguirse telemáticamente, por la situación de pandemia, comunicando con tiempo suficiente a Aquilino (responsable regional) el deseo de participar.
Teléfono: +34 629 53 03 79
Correo electrónico: aquilinomartinez@telefonica.net  curaqui@hotmail.com

Animamos a participar a los hermanos de los países de lengua española y a cualquier sacerdote que esté interesado en cualquier lugar del mundo.

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Las señales del Resucitado. Retiro de Pascua 2021 de la fraternidad de España. Fernando E. RAMÓN

«Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos» (Mc 9,9-10).

La resurrección no es tan fácil de entender. Los mismos discípulos de Jesús, los apóstoles, no habían entendido qué quería decir Jesús cuando les hablaba de “resurrección”. Cuando bajan del monte Tabor, después de la experiencia de la transfiguración, que es anticipo de la resurrección.

Tal vez, nosotros ya estamos familiarizados con el lenguaje y hablamos de “resurrección” como un concepto teórico o teológico que vinculamos a la persona de Jesús. Pero no estoy absolutamente convencido de que sepamos traducirlo en nuestra experiencia de vida cotidiana. Puede que nos pase como a los apóstoles de Jesús, que el mensaje muchas veces nos parece en cierto modo incomprensible.

— Cuando hablo de “resurrección” ¿a qué me refiero? ¿Qué imágenes me ayudan a entender e interpretar este término?

«No tengáis miedo. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo pusieron.» (Mc 16,6).

Jesús durante su vida fue identificado como el Nazareno, por razones obvias. No debía ser un lugar reconocido por nada en particular. Es una ciudad anónima, que no aparece en el Antiguo Testamento. El mismo Natanael se pregunta «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (Jn 1,46).

— ¿Por qué soy reconocible yo? La gente que me conoce ¿con qué me identifica?

“Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él (Tomás) les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo»” (Jn 20,25).

Después de su muerte, Jesús cambia su identidad, es reconocido como “el crucificado”. Las llagas de los clavos y la marca de la lanza en el costado sirven para identificar al resucitado con el crucificado. Es el mismo Jesús que recorrió los caminos de Galilea y de Judea, el que tocó con sus manos a leprosos, el que curó enfermos y partió el pan con sus propias manos para repartirlo a las gentes hambrientas. Esas manos y esos pies, atravesados por los clavos en la crucifixión, son los que en las apariciones se presentan ante sus discípulos como signo de reconocimiento e identificación. El discípulo Tomás es el que pide ver los signos que identifican al Resucitado con el Jesús que él había conocido en su vida pública.

La experiencia de la resurrección es personal, podemos decir que subjetiva, ante unos mismos signos un discípulo cree inmediatamente y otro queda perplejo y sorprendido, parece que aún no ha dado el paso de la fe. Es lo que sucede con Pedro y Juan en la mañana de Pascua, cuando son advertidos por María Magdalena que el sepulcro está abierto. Pedro entra primero y ve los lienzos por el suelo y el sudario enrollado en un lugar aparte. Se queda admirado de la ausencia del cuerpo de Jesús. Sin embargo, Juan entra detrás y, viendo lo mismo que Pedro, cree inmediatamente que Jesús ha resucitado. El sepulcro vacío y las vendas que habían cubierto el cuerpo de Jesús son elocuentes para él.

Cada uno tenemos signos propios, experiencias muy personales, que nos han ayudado a creer en la resurrección de Jesús. Es verdad que después compartimos la fe, con el resto de los creyentes, pero todo parte de un encuentro personal con el Resucitado, en signos que nos hablan.

— ¿Qué signos he descubierto en mi vida, en mi experiencia personal, que me han ayudado a creer que Jesús está vivo, que ha resucitado venciendo a la muerte?

Al igual que sucede con el Resucitado, todo creyente —también nosotros— tenemos nuestra vida marcada por señales de resurrección.

La resurrección es una experiencia en el presente, en el hoy de nuestra vida. No hemos de pensar que la resurrección es una garantía de futuro, algo que sucederá solo cuando termine nuestra peregrinación por este mundo. Pablo, en la carta a los Colosenses, nos habla de ello como un acontecimiento que ya se ha verificado en nosotros por la fe. Si habéis resucitado con Cristo… entonces nuestra vida tiene que mostrar los signos de la resurrección. No podemos vivir como hombres sin esperanza.

1) El primer signo de la resurrección, que debe marcar nuestra vida, es la alegría. Es lo que caracteriza el encuentro del Resucitado con sus discípulos. “Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor” (Jn 20,20). No se trata de un gozo puntual, que se limita a ese momento del encuentro. Este gozo debe estar presente y manifestarse en todos los momentos de nuestra vida. Toda circunstancia, incluso la más dolorosa, puede ser vivida con la alegría que nace en este encuentro con el Señor.

También el hermano Carlos vivió esta alegría y nos habla de ella:

¡Vos resucitáis y subís a los cielos! ¡Estáis, pues, en vuestra gloria! No sufrís más, no sufriréis ya nunca más, sois dichoso y lo seréis eternamente… ¡Dios mío, qué dichoso soy, pues os amo! Es por vuestro bien por lo que yo debo cuidarme antes que nada. ¡Cómo no alegrarme, cuán satisfecho debo estar! … ¡Dios mío, sois bienaventurado por la eternidad, nada os falta, sois infinitamente y eternamente feliz! También yo soy feliz, Dios mío, pues es a Vos a quien yo amo ante todo. Puedo deciros que no me falta nada… Que estoy en el cielo, que, pase lo que pase y lo que me suceda a mí, yo soy dichoso, a causa de vuestra bienaventuranza.

Resolución.—Cuando estamos tristes, desanimados de nosotros mismos, de los demás, de las cosas, pensemos que Jesús está glorioso, sentado a la diestra del Padre, bienaventurado para siempre, y que si le amamos como debemos, el gozo del Ser infinito debe estar infinitamente por encima de nuestras almas, las tristezas provenientes de estar agotados y, por consiguiente, delante de la visión de alegría de Dios, nuestra alma debe estar jubilosa y las penas que la ahogan desaparecer como las nubes delante del sol; nuestro Dios es bienaventurado. ¡Alegrémonos sin fin, pues todos los males de las criaturas son un átomo al lado del gozo del Creador! Habrá siempre tristezas en nuestra vida, debe haberlas, a causa del amor que llevamos y debemos llevar en nosotros mismos a todos los hombres; a causa también del recuerdo de los dolores de Jesús y del amor que sentimos por El; a causa del deseo que tenemos que tener de la justicia, es decir, de la gloria de Dios y de la pena que debemos experimentar viendo la injusticia y a Dios insultado… Pero estos dolores, por justos que ellos sean, no deben durar en nuestra alma, no deben ser más que pasajeros; lo que debe durar es nuestro estado ordinario; es a lo que debemos retornar sin cesar; ésta es la alegría de la gloria de Dios, la alegría de ver que ahora Jesús no sufre más y no sufrirá más, sino que El es dichoso para siempre a la diestra de Dios.

(Anotaciones de un Retiro hecho en Nazaret del 5 al 15 de noviembre de 1897)

2) El segundo signo ha de ser la fe. El acontecimiento de la resurrección y el encuentro con el Resucitado nos llevan a creer en Dios. Es Él quien ha resucitado a Jesús y lo ha sacado del sepulcro. La fe nos sitúa ante la realidad con ojos nuevos, con mirada profunda. La fe ilumina toda la realidad. Toda la creación, cada una de las personas, nos remiten al Creador. Podemos encontrar semillas del amor de Dios allí donde miremos. Dios está detrás de cada persona y de cada cosa.

Para el hermano Carlos, la fe hace que nuestra vida se simplifique:

¡Qué felices somos nosotros que creemos! ¡Qué bella, alta y pura es la verdad! Y ¡cómo la vida humana se aclara a la luz de la fe, se hace simple!

¿Cómo podéis creer, vosotros que recibís vuestra gloria unos de otros, y que no buscáis la gloria que no viene sino de Dios? (Jn 5,44). Para creer hay que humillarse, hay que hacerse pequeño, hay que confesar que se tiene poco espíritu, admitir una cantidad de cosas que no se comprenden, obedecer la enseñanza de la Iglesia, recibir de ella la verdad, a veces de forma un tanto ruda, de una boca a veces poco hábil, someter el juicio, obedecer de espíritu… y creer humillado, pues creer es creer que uno es pecador, que nada puede por sí mismo, que abusa cada día de mil gracias, creer es tener delante de sí un ideal divino y comprobar lo lejos que uno está, es ver la bondad de Dios y nuestra ingratitud…

(Meditaciones sobre los pasajes relativos a los santos evangelios. Fe. Nazaret 1897)

3) El tercer signo es una vida transformada. Pablo nos invita a aspirar a los bienes de arriba, no a los de la tierra. “Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba (…); aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra” (Col 3,1). No podemos conformarnos ni quedarnos solo con las cosas materiales, ni pensar que solo ellas nos darán la felicidad que ansiamos. Necesitamos lo material, sin duda, pero hemos sido creados también para lo espiritual. El encuentro con Jesús Resucitado cambia nuestra vida, le da hondura, profundidad. Pide que nuestros actos sean significativos y expresen la centralidad de ese encuentro y esa presencia en nosotros. También es Pablo el que dice “vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). No podemos quedarnos en lo superficial, hemos de profundizar en nuestro interior porque allí se produce el encuentro con Dios.

Carlos de Foucauld se refiere a su Señor Jesús como Modelo único y nos dice:

Sigamos este Modelo único; entonces estaremos seguros de estar haciendo lo justo, porque no seremos ya nosotros los que vivamos, sino él que vive en nosotros, y nuestros actos ya no son nuestros pobres y miserables actos humanos, sino los suyos, divinamente eficaces.

4) Y un último signo que quiero destacar es la comunión, la fraternidad. Cristo ha resucitado y nos ha hecho miembros de su cuerpo. Eso nos une de un modo permanente, irrevocable. No seguimos al Señor en soledad, como individuos, sino en comunidad. Celebramos la fe con los hermanos y esa fe nos lleva a amar a todos, también a los que no creen. La resurrección de Jesús va a volver a cohesionar a los discípulos que se habían dispersado. “ A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos” (Jn 20,26). Es también fuente de comunión y de unidad para nosotros, en nuestras fraternidades, para nuestra Iglesia y para nuestro mundo.

El hermano Carlos también es maestro de fraternidad, tuvo un estilo de vida acogedor, especialmente con los más pobres y con los más alejados del Señor.

La Fraternidad es la casa de Dios en la cual todo pobre, todo huésped, todo enfermo, está siempre invitado, llamado, deseado, acogido con alegría y gratitud por los hermanos que lo aman, que tienen por él un tierno afecto y que consideran su ingreso bajo su techo como el ingreso de un tesoro: ellos son, de hecho, el tesoro de los tesoros, Jesús mismo.

La Fraternidad es un puerto, una recuperación en la cual todo ser humano, sobre todo si es pobre o infeliz, es, a cualquier hora, fraternamente invitado, deseado y acogido.

La Fraternidad es el techo del Buen Pastor.

CUESTIONARIO PARA LA REVISIÓN DE VIDA

1. ¿Cómo puedo considerar el estado de la alegría en mi vida? ¿En qué momentos experimento una alegría creciente, mayor? ¿Qué realidades, acontecimientos, personas me arrancan la alegría?

2. ¿Qué elementos sostienen mi fe y le dan solidez? ¿Qué realidades ponen en crisis mi fe y me dificultan creer?

3. ¿Considero mi vida significativa? ¿Creo que transparento la presencia del Señor Resucitado en mí? ¿Qué elementos de mi vida deben cambiar para expresar mejor mi condición de discípulo de Jesús?

4. La fraternidad es uno de los elementos fundamentales de nuestra espiritualidad:
¿Qué puedo hacer en esta Pascua para mejorar mi relación con los miembros de mi fraternidad? ¿Cómo extender la experiencia de la fraternidad en nuestros presbiterios, en nuestras comunidades parroquiales, en nuestra Iglesia y en nuestro mundo?

Fernando E. RAMÓN CASAS

PDF: Las señales del Resucitado. Fernando RAMÓN, Retiro Pascua 2021