Escritos Espirituales. Carlos de FOUCAULD

«Contra todas las conjeturas humanas, el padre Foucauld es un personaje de palpitante actualidad. Nadie pudo imaginarlo hace medio siglo, cuando caía asesinado en pleno desierto del Sahara. Aventurero a lo divino, quiso ser apóstol con el ejemplo más bien que con la palabra en el lugar de menos atractivos humanos, comprobándose al cabo de medio siglo la fecundidad apostólica de su sangre. Su espíritu pervive en muy numerosos seguidores e hijos espirituales. Entresacados estos escritos de sus «Meditaciones sobre el Evangelio», su correspondencia y sus apuntes diarios, constituyen una revelación de su espíritu y de las tiernas comunicaciones que recibía en su trato con Dios en una oración moralmente continua». (Revista El Pasionario).

«Es difícil sustraerse a la seducción que ejerce la figura de Carlos de Foucauld. Nos ponemos a leer sus escritos e identificamos de inmediato un alma ardiente, enérgica y resuelta, con una vocación impresionante. Y sentimos su presencia, una presencia ineludible, que es unas veces aliento e invitación a romper ciertas ligaduras y otras reproche y remordimiento por nuestra cobardía. Al final del prólogo, después de espigar varias citas reveladoras del talante de Carlos de Foucauld, René Bazin deja caer esta frase, que es una recomendación: «Se
pueden, ¡ay!, leer muchos libros sin encontrar una línea que se acerque a éstas». (Revista Agustiniana de Espiritualidad).

«Si el grano de trigo no muere…» Vivió y murió Carlos de Foucauld, humildemente, calladamente, pero solo por Dios y para Dios. Podría creerse que duraría poco su memoria, cuando hace unos cincuenta años, moría solo en la inmensa soledad del Sáhara. Pero hoy sus numerosos hijos espirituales se van esparciendo por el mundo. La fineza de su fe, la generosidad de su entrega, su tierna piedad contagian al lector. Tiene párrafos admirables que son un canto a la soledad y frases de fuego que le colocan entre las almas más enamoradas de la cruz». (Revista Cistercium).


ÍNDICE

PREFACIO  … 6
PRIMERA PARTE … 12
EL TRAPENSE … 12
SEGUNDA PARTE … 37
EL SIRVIENTE DE LAS CLARISAS … 37
TERCERA PARTE … 118
EL SACERDOTE, EL ERMITAÑO EN EL SAHARA … 118
CUARTA PARTE … 141
EL APÓSTOL DE LOS MUSULMANES … 141
M E M E N T O … 152


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365 días con Carlos de FOUCAULD. José Luís VÁZQUEZ BORAU

Prólogo

Acompañados día a día, a lo largo del año, de las palabras del hermano Carlos de Foucauld, podremos ir adentrándonos en lo que para él significó «vivir Nazaret» con sus tres ejes principales: Evangelio, Eucaristía y Evangelización. ¿Qué nos quiere indicar Foucauld hoy a propósito de su insistencia en la vida de la sagrada familia de Nazaret? En primer lugar, inserción en la realidad. Nazaret significa la condición humana, los trabajos y los días, una escucha incesante de las circunstancias y de los acontecimientos, una búsqueda apasionada para explorar lo mejor posible todos los datos de la existencia, avanzando en el conocimiento de las cosas como en el aprendizaje del saber vivir con las demás personas. Además, el reconocimiento de que cada ser humano es mi hermano, con la misma dignidad que yo, junto con la confianza espiritual en que en la vida ordinaria se puede vivir unido al Dios-Trinitario. Pero compete a toda persona bautizada poner en obra su bautismo, su vocación propia, de una manera creadora; conducirse como hermano del Resucitado allí donde se encuentre, en su  «Nazaret», en la existencia cotidiana.


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En el corazón de las masas. René VOILLAUME

Presentación

Siendo René Voillaume miembro de la congregación de los Hermanos de Jesús y, más aún, el fundador ante la Iglesia de esta Congregación, que sigue las huellas de Carlos de Foucauld, para situar adecuadamente el libro En el corazón de las masas comenzamos ofreciendo una síntesis del ideal y la misión que Foucauld quiso vivir durante su vida y nos dejó como legado, marcando para la posteridad dos tradiciones dentro de su carisma: a) Los «solitarios desbrozadores», asociación eclesial fundada por el propio Carlos de Foucauld, la Unión de hermanos y hermanas de Jesús, Sodalidad Carlos de Foucauld, que, en la comunión de los santos, ya sean sacerdotes, religiosos/as o laicos, como él, van abriendo caminos, con su creatividad, en los ambientes más alejados de la Iglesia, y que en la actualidad cuentan con más de 1.000 discípulos extendidos por todo el mundo; y b) Las «Fraternidades», cuyo máximo exponente, inspirador y fundador fue el hermano René Voillaume, del que nos vamos a ocupar.


Índice

En el corazón de las masas … 2
Presentación … 4
Carlos de Foucauld, ideal y proyectos de fundación … 4
René Voillaume y la manifestación progresiva de su vocación … 6
La Fraternidad de El-Abiodh-Sidi-Cheikh … 8
La II Guerra mundial y la vida de la Fraternidad … 8
La misión de la Fraternidad se dilata … 9
Por los caminos del mundo … 11
En el corazón de las masas … 12
Prólogo a la segunda edición francesa … 14
Prólogo a la quinta edición francesa … 15
Prefacio … 16

Primera parte … 18
Preámbulo … 19
1 El padre De Foucauld y sus Hermanitos … 20
2 Mensaje de Beni-Abbés … 38
Beni-Abbés, 23 de febrero de 1950 … 39

Segunda parte … 82
1 El misterio de Nazaret … 83
2 Cómo el padre De Foucauld descubrió y vivió el misterio de Nazaret … 87
3 Ermitas y Fraternidades del padre De Foucauld … 97
4 Nazaret, forma de vida religiosa … 109

Tercera parte … 119
1 Hermanitos de Jesús … 120
2 Redentores con Jesús … 124
3 Permanentes en la oración … 132
4 Ejercicios y liturgia … 146
5 Ascética de las Fraternidades … 157
6 Pobreza … 171
7 Trabajo … 184
8 Teología: vida intelectual y perfección evangélica … 197
9 El amor de castidad … 211
10 La obediencia … 227
11 El Hermanito sacerdote … 243

Cuarta parte … 254
1 La unidad del amor … 255
2 El desgarramiento del amor … 270
3 Nazaret … 275
4 Pobreza y amor … 281
5 Nochebuena … 285


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Hermanos de Jesús. Segundo semestre 2024

Este pequeño folleto se compone habitualmente de extractos de cartas, normalmente conocidas como “diarios” en la Fraternidad. Los Hermanos las escriben libremente para compartir su vida con el resto de fraternidades repartidas por el mundo. Esperamos que esto que os comunicamos os pueda interesar y estaríamos encantados de recibir vuestras sugerencias.

Ver documento: Boletin-no39-2024-II

Mirar a la manera de Dios

“Vida contemplativa”: expresión, a veces enigmática, que guía nuestra vida cotidiana; una melodía sin la cual nuestra vida pierde sentido. ¿Qué significan estas dos palabras para nosotros hoy? Hermanitos y Hermanitas de diferentes países europeos se han reunido para intentar responder a esta pregunta, basándose en sus propias experiencias. Comparten con nosotros algunas perlas, algunas pistas que pueden guiar nuestros propios comienzos en la oración.

Una cuestión de mirada

Contemplar es mirar a la manera de Dios. Es mirar a Jesús y maravillarse de su belleza. Significa mirar a las personas: descubrir la belleza que a veces oculta la vida ordinaria. Significa descubrir el Espíritu, la santidad del vecino de al lado.

Significa mirar y también ser mirado, dejarse mirar, dejarse interpelar por la mirada de los demás en cada etapa de nuestra vida.

Un viaje sin fin

¿Podemos maravillarnos de lo que no sabemos? Estamos en el camino del conocimiento… La búsqueda es continua, siempre abierta.

Muchos otros movimientos, cristianos o no, religiosos o filosóficos, desarrollan la contemplación. Nosotros los «religiosos», junto con nuestros vecinos, la gente de los barrios donde vivimos nos descubrimos en una profunda búsqueda.

En la vida ordinaria

Alguien me preguntó una vez: «¿De dónde viene tu esperanza? Yo quería una vida que no me alejara de la vida real con la gente sencilla; la vida con sus alegrías, sus sufrimientos, sus dificultades. Es ahí, en medio de la vida cotidiana, donde encuentro mi esperanza.

No soy llamada a vivir en un mundo paralelo, sino en la realidad de la vida, a vivir en el mundo y aceptarlo tal como es.

Jesús se sumergió en la realidad de su tiempo, en su contexto. Descubramos algo nuevo en esta realidad banal, cotidiana, que tiene algo de positivo. Nuestra vida contemplativa tiene los colores del hoy, de nuestra realidad.

Una visión amplia

Somos una Iglesia en medio del valle: una Iglesia en salida de “la cristiandad” y de su vocabulario. Una Iglesia en salida, pero que aún no ha entrado de lleno en este mundo postcristiano. El contexto europeo secularizado en el que vivimos nos urge a redescubrir las relaciones.

Necesitamos ampliar la Eucaristía, verla como una presencia que va más allá del ámbito litúrgico para abarcar toda nuestra vida. No es la Eucaristía la que pierde importancia, sino que se unen Eucaristía y vida, formando una sola cosa con nuestra vida. Se nos invita a vivir una vida eucarística.

Una escuela de desapego

La edad y la vejez son también una escuela de oración, de contemplación, de desprendimiento, de deseo del Encuentro. Acompañar a nuestros hermanos ancianos es ser testigo de un camino accidentado, siguiendo las huellas de Jesús, que no tuvo que experimentar la vejez.

Con la edad, nos volvemos más humildes, aceptamos la realidad tal como es, acogemos nuestras propias limitaciones. El desapego en sí mismo no tiene sentido, salvo para apegarse más a Jesús. No se trata de una actitud voluntarista, sino de dejar que el Espíritu Santo actúe en nosotros.

A los mayores les gusta mirar a los niños, que son maestros de la admiración, el asombro y la contemplación.

Del silencio a la palabra

No es fácil ni natural hablar con los demás de las cuestiones que nos rondan por la cabeza. Tengamos 20 u 80 años, nos cuesta hablar o escribir sobre nuestra vida contemplativa.
Tal vez, al llegar a cierta edad, sentimos cierto pudor al hablar de la experiencia vital de la contemplación, prefiriendo guardar silencio. Al mismo tiempo, es necesario decir algo… necesitamos encontrar el camino.

Por eso hemos querido compartir contigo algunos fragmentos de nuestros intercambios, con la esperanza de que puedan resonar con tu propia experiencia.

Texto redactado a partir de extractos de la carta de pt sr Elisabeth-Lucie (PSJ), pt fr Kuba (PFJ), pt fr Mirek (PFJ) tras el encuentro de Bérgamo (Italia)


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