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Michel LAFON. Houssa SAOUD
¡En el bulevar Zerktouni de Meknes se encuentra un edificio de una planta que lleva el bonito y premonitorio nombre de VILLA MEKTOUB! ¡Ella todavía mantiene su nombre hoy! ¡Fue allí donde se forjó el destino de un gran número de jóvenes de mi pueblo y sus alrededores! A principios de la década de 1960, no había escuela secundaria en El Kbab ni internado para niñas en Khenifra, la capital de la región. ¡Al terminar la escuela primaria, nuestras hijas no tenían posibilidad de continuar sus estudios! ¡Aquí es donde entró el milagro, y el milagro solo sucede si hay personas dignas de ser sus precursores para darle la bienvenida!
¡El padre Lafon era uno de ellos! Sacerdote de profesión, oficiaba en una pequeña capilla cuando recibía invitados y vivía en una casa modesta construida con adobe como la mayoría de las viviendas. En continuidad con lo que hizo su antecesor, atendió a los enfermos y distribuyó ropa a los necesitados. ¡Entonces teníamos prisa! ¡Pero, más tarde, otra emergencia surgió en su mente! ¡La de optar por proyectos a largo plazo basados en la escolarización y educación de las niñas! Se alquiló una villa en Meknes para alojar a quienes querían continuar sus estudios con una modesta aportación de su parte, por curiosa coincidencia, la villa en cuestión llevaba y aún lleva el nombre de MEKTOUB! ¡Una veintena de jóvenes estudiantes organizaron su vida juntos bajo la dirección de tres supervisores que impusieron disciplina y rigor! ¡Aquellos de los residentes que obtuvieron su bachillerato, o una pasantía para un trabajo, liberaron el lugar para un nuevo beneficiario!
¡Y a medida que aumentaba el número de solicitudes, nació otro albergue para niñas en Khenifra! ¡Esta vez una iglesia renovada dio la bienvenida a los niños! El Padre Lafon exigió el derecho a inspeccionar los resultados escolares…..
Como los recursos económicos procedían de los voluntarios que se comprometían a realizar pagos regulares, ¡el Padre Lafon tenía a su disposición un libro de contabilidad! ¡El sacerdote con un «salario» modesto a veces elaboraba millones, cuya gestión supervisaba hasta el último centavo en beneficio de los demás! ¡También mantuvo al día una abundante carta para agradecer a los voluntarios individualmente! Como se preocupaba de numerarlos, ¡a menudo excedía el número de 800 letras por año! Un promedio de dos a tres letras por día!!!!
El Padre Lafon no era Sor Thérésa (en India) ni Abbé Pierre (en Francia) ni Sor Emmanuelle (en Egipto) ¡Él no se había beneficiado de la misma ayuda ni del mismo reconocimiento mediático! ¡Su acción fue, sin embargo, maravillosa en el sentido noble del término! Su obra está muy presente allí con los antiguos moradores de sus antiguas casas que se han convertido en grandes ejecutivos, en su mayoría jubilados pero que habían tenido la oportunidad de apoderarse de su mektoub cuando todo parece irremediablemente escrito como una fatalidad!
El Padre Lafon no fue solo eso!!! ¡Era un gran oyente y daba buenos consejos! ¡Yo no había sido residente de una de sus casas, pero era residente de SU casa! Con él encontré la calma en su cuarto de invitados para mis estudios, los estantes de su biblioteca para mis lecturas, la serenidad de su jardín para mis meditaciones, y por supuesto en su oficina este oído atento para hablar de mis problemas! ¡Él no era de los que te compadecían para complacerte sino que te sacudía si era necesario, y te empujaba a cuestionarte a ti mismo! ¡Salí de su casa, agrandada, menos estúpida y menos quejumbrosa de mi destino!
¡Salí de su casa también más iluminado en mi búsqueda espiritual! ¡Al contrario de lo que uno podría pensar, mis conversaciones con él habían fortalecido mi fe en Alá! ¡Porque nuestro intercambio se basó en el AMOR! El amor de Dios no puede disociarse del amor al prójimo, y esto, ¡cualesquiera que sean las convicciones religiosas de cada uno! ¡La fe en la misericordia de Dios debe conducir a la fe en el hombre que busca esta misericordia!
El Padre Lafon está llamado hoy al AMOR que alimentó prodigándolo a los demás: Según una profunda convicción construida en el AMOR: ¡¡Amor y Dios son UNO!! Había elegido vivir sus últimos días en Burdeos. Se había ido de nuestro pueblo para no ser una carga para sus amigos. Algunos problemas de salud, aunque menores, lo habían empujado a tomar esta decisión. También había sufrido dos inundaciones que azotaron nuestro pueblo, ¡una de las cuales casi se tragó su casa! ¡Con casi 50 años en El KBAB, su persona quedará ligada para siempre a la historia de mi pueblo! ¡Estuvo y permanecerá en nuestros corazones! A él, ya la forma en que me habló cuando lo contacté por teléfono, simplemente le digo ¡GRACIAS, GRACIAS!
CON MI MÁS PROFUNDO PÉSAME
SAUD HOUSSA
Michel LAFON. 1922-2023
“He buscado estar cerca de la gente, hablar su lengua, compartir sus alegrías y sus penas.”
P. Michel Lafon. 1922 – 2023
El pasado día 6 de enero, fiesta de la Epifanía del Señor y en plena celebración familiar del día de Reyes, nos telefonearon las Hermanitas de los Pobres de Burdeos, anunciándonos elfallecimiento del Padre Michel Lafon. Tenía 100 años y muy cercano a los 101.
El Padre Michel Lafon nació en Burdeos el 6 de febrero de 1922. Su familia se trasladó a vivir al Pas-de-Calais donde su padre trabajaba de minero. Fue ordenado en la diócesis de Arras en junio de 1946. Fue sacerdote de la Juventud Obrera Católica y de la Acción Católica Obrera, siendo nombrado más tarde profesor del Seminario Mayor.
1958 será el año del gran cambio en su vida personal y pastoral, pues marchará a Marruecos para reunirse con el Padre Albert Peyriguère que vive entre los bereberes de la aldea de El Kbab en el Atlas Medio y es uno de los primeros discípulos de Charles de Foucauld. Una encarnación sostenida en largas veladas de oración de adoración interrumpidas a menudo por la llamada a la puerta de gente necesitada. Vida escondida, sencilla, entre vecinos, compartiendo el día a día, ayudándoles en sus grandes necesidades: vestido, alimento, atención sanitaria, limosna si podía. Un vecino más. Nazaret. Como Jesús durante 30 años.
A los pocos meses de la estancia de Michel Lafon en El Kbab, el Padre Peyriguère, enferma gravemente y fallece el día 26 de abril de 1959 en el Hospital de Casablanca.
En ese momento el Padre Lafon se plantea su permanencia en El Kbab donde ya lleva nueve meses. La reflexión y la oración le llevarán a contemplar este lapso de tiempo como un proceso de gestación que dará a luz la decisión de permanecer en El Kbab y proseguir con la obra del padre Peyriguère.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y el Padre Lafon, sin dejar de atender las necesidades más urgentes de sus vecinos y de gente llegada de otros lugares de la región, empieza a pensar en proyectos a largo plazo que mejores el destino de los más jóvenes. Y ese cambio de destino vendrá de la educación.
Con la ayuda de colaboradores y de voluntarios alquila y acondicina un edificio de planta baja en Meknes; una casa que justamente lleva el nombre premonitorio de Villa Mektoub, Villa Destino en árabe. Allí, atendidas por colaboradores, y con un pequeñísimo esfuerzo económico por parte de las familias, se alojarán las chicas que no pudiendo avanzar más en los estudios en El Kbab u otros pueblos cercanos, quieren seguir cursando los ciclos superiores. Más tarde, otra residencia será creada para chicos con la misma finalidad.
¿Pero qué hizo el Padre Lafon para convencer a las familias de dejar marchar hijos e hijas a residir y estudiar en Meknes o Kenitra? Pues yendo casa por casa; hablando con los padres; convenciéndoles de los beneficios de la educación para sus hijas y sus hijos.
No obstante, esto no hubiera sido posible sin el hecho fundamental de la auténtica encarnación de Michel Lafon entre aquellas gentes. Respetando y valorando su cultura y su religión, siendo uno más de ellos y convirtiéndose en un referente en el diálogo islamo-cristiano a la vez que gran divulgador de la espiritualidad foucauldiana como quedó patente en los funerales celebrados en la Hermanitas de los Pobres de Burdeos, el martes 10 de enero y presididos por el obispo Auxiliar Mons. Jean-Marie Le Vert.
El Padre Lafon permaneció durante 41 años en El Kbab. Durante este tiempo, además de su labor social, estudió, ordenó y difundió los escritos del Padre Albert Peyriguère de los que él era depositario. Viajó a menudo a Francia buscando colaboración para sus proyectos y pronunciando conferencias y dirigiendo retiros basados también en la biografía y espiritualidad de Charles de Foucauld. Participó en las asambleas de la Familia Espiritual de Charles de Foucauld y mantuvo, mientras le fue posible, una hermosa amistad con los hermanos y hermanas de la Comunidad de Jesús. Para nosotros era consejero fiel, pero sobre todo amigo. Uno de nosotros.
En 1999 dio por cerrada la etapa de El Kbab y pasó a residir en las Hermanitas de los Pobres de Burdeos, siendo, cura de la residencia primero y asilado después hasta su fallecimiento.
A los funerales y entierro asistimos algunos hermanos de la Comunidad de Jesús que tuvimos la oportunidad de unir nuestro testimonio a los de la familia y, sobre todo, a los sentidos mensajes enviados desde Marruecos por aquellos chicos y chicas, ahora jubilados y abuelos en su mayor parte, que agradecían las oportunidades dadas por el Padre Michel Lafon y, sobre todo, su amistad y su respeto que sobrepasaban de largo las diferencias religiosas y culturales.
Antes de terminar este escrito, queremos compartir con los lectores nuestro testimonio y homenaje a Michel, amigo y hermano en Cristo.
TESTIMONIO DE LA COMUNIDAD DE JESÚS
Nuestra relación con Michel Lafon se inicia a finales de los años sesenta con la lectura del libro «Dejad que Cristo os conduzca” del padre Albert Peyriguère.
En estos años la Comunidad de Jesús, formada por laicos de varios estados de vida comienza su andadura.
Hacia finales de los años sesenta, nuestro fundador Pere Vilaplana y algunos de los primeros hermanos viajan a El Kbab para conocer el lugar donde vivió el padre Albert Peyriguère, y a su discípulo el padre Michel Lafon. A partir de ese momento será para nosotros el amigo y hermano Michel.
Se establece entre Michel y nosotros una gran corriente de amistad y comunión que se concreta con encuentros periódicos y en una correspondencia muy numerosa.
Michel se convierte en amigo y consejero. Siempre atento con nosotros. Como lo consideramos uno más le ofrecemos la pequeña cruz de madera que llevamos en nuestras celebraciones. Nunca la olvida cuando nos visita o cuando nosotros le visitamos en El Kbab.
En El Kbab y en otros lugares de Marruecos y de Francia nos presenta a sus amigos, musulmanes o cristianos. Conocemos a muchos y los recordamos con cariño a pesar del paso del tiempo.
Michel. Hombre de carácter fuerte pero atento a los pequeños detalles. Acogedor.
Con la colaboración de la Comunidad de Jesús las Publicaciones de la Abadía de Montserrat editan dos libros de los que es autor: «Viure evangèlicament», 1973, con prólogo de nuestro fundador y, en 1974, una biografía del Padre Peyriguère. Libros ambos de gran riqueza espiritual.
Michel nos acompaña y apoya la entrada de la Comunidad de Jesús en la Asociación Internacional Charles de Foucauld en la reunión de 1980 en Tre Fontane, Roma
Y nosotros le acompañamos en exposiciones y coloquios sobre Albert Peyriguère en Cataluña y Francia. Especialmente en el coloquio del centenario en Toulouse.
Poco antes de su partida de El Kbab Michel nos confió el numeroso archivo de Correspondencia, textos diversos y fotografías del Padre Peyriguère.
Hace unos años y atendiendo también a sus deseos, este importante fondo documental, lo depositamos en el Archivo de la espiritualidad de Charles de Foucauld en la diócesis de Viviers.
En la última etapa de su vida, ya instalado en esta casa le visitamos frecuentemente.
Recordemos que, en una de estas visitas, cuando todavía vivía en la casa del sacerdote encargado de la residencia, nos dijo: Pronto vendréis a visitarme al otro lado del jardín.
Gracias amigo y hermano Michel por tu vida tomada por Cristo.
Josep Calvet
Por el retrato. Joan Nin.
Comunitat de Jesús
Julio de 1979. Una de las visitas de hermanos de la Comunitat de Jesús al Padre Michel Lafon en El Kbab.