Desde el viernes 10 de abril, la situación en la ciudad de Aleppo, Siria, ya afecta dadramáticamente desde el inicio de la guerra, se ha convertido en catastrófica, especialmente para los barrios cristianos. Compartimos el llamado de los obispos de la ciudad a la comunidad internacional.
Actualmente tres hermanas están en la fraternidad de Aleppo. Salieron de la fraternidad el 11 de abril por el bombardeo y ahora por la noche están refugiadas en un convento un poco más protegido. Durante el día vuelven al barrio de la fraternidad cuando sea posible.
Gracias por orar por ellas, por sus familias, por todos sus vecinos, amigos y todos los habitantes de esta ciudad tan antigua y maravillosa…
Sí, «¡Basta ya con la desolación y destrucción! ¡Basta ya con ser un laboratorio de armas de guerra devastadoras! ¡Paz para todos!»
El conmovedor llamamiento de los obispos de Aleppo:
¿Resurrección del Salvador o sepultura de los fieles?
Durante la Semana de la Pasión redentora y de los días de Pascua, nuestra ciudad y nuestro pueblo sufrieron un intenso dolor, una profunda angustia y desconsuelo, la noche en la que fueron tomados como objetivos los barrios civiles de la ciudad con lanzagranadas, cuya capacidad de destrucción no habíamos visto hasta ahora.
Fuimos, vimos y lloramos: ¡cuerpos extraídos de los escombros, jirones pegados a las paredes y sangre mezclada con el suelo de la patria! Decenas de mártires de todas las religiones y confesiones, heridos y mutilados, hombres y mujeres, ancianos y niños. Escuchamos el llanto de las viudas y las quejas de los niños, y vimos el pánico en los rostros de nuestra gente.
Desde lo profundo del sufrimiento y de la gran angustia, hacemos un llamado, gritando, a las personas de conciencia recta, si alguien estuviera dispuesto a escuchar: ¡basta con la destrucción y la desolación! ¡Basta ya con ser un laboratorio de armas para una guerra devastadora! ¡Estamos hartos! Cierren las puertas de la venta de armas y detengan los instrumentos de muerte y el suministro de municiones. ¡Estamos hartos!
¿Qué quieren de nosotros? ¡Dígannoslo! ¡Porque estamos hartos! ¿Quieren que nos quedemos, heridos y humillados, mutilados y despojados de toda dignidad humana? ¿O que nos vayamos por la fuerza, y que seamos destruidos?
Nosotros queremos vivir en paz, ciudadanos honestos con los demás hijos de este país. Nosotros no tenemos miedo al martirio, pero nos negamos a morir y que nuestra sangre sea el precio de un fin sospechoso y mezquino.
Nos negamos a que exista la “Aleppo de los mártires”, queremos que permanezca la “Aleppo al-Shahbah” (literalmente “la gris” debido al color de sus edificios), testimonio de la ternura, del amor y de la paz, del perdón y del diálogo. Aleppo, la joya de la corona de nuestro país, Siria, con todos sus elementos y su diversidad de civilizaciones, cultural, religiosa y confesional.
Misericordia para nuestros mártires, cura para nuestros enfermos, tranquilidad de ánimo para nuestros hijos y seguridad para todos nuestros ciudadanos.